El presidente Joe Biden cumplió con su prédica y el mismo día de su juramentación reincorporó a EUA al Acuerdo de París sobre Cambio Climático del 2015. Luego emitió la Orden Ejecutiva para “Abordar la Crisis Climática en el país y el exterior”.
Esa Orden creó el puesto de Enviado Presidencial Especial para el Clima, con el fin de elevar la temática del cambio climático y reforzar el compromiso de su administración para mitigarlo. El prestigioso John Kerry fue nombrado en esa posición y, junto a los secretarios de Estado y del Tesoro deberán preparar en un plazo de 60 días un “Plan Financiero Climático” para promover “el flujo de capital hacia inversiones climáticamente alineadas y alejadas de inversiones de alto carbono”.
Además especifica que “El secretario de Estado, el secretario del Tesoro y el secretario de Energía deben trabajar juntos y, con el Ex–Im Bank de Estados Unidos y con el CEO de la DFC y otras agencias apropiadas…” para “…identificar..” en un plazo de 90 días “… los pasos a través de los cuales los Estados Unidos puedan promover la terminación del financiamiento internacional de energía de carbono intensivo de combustibles fósiles, mientras simultáneamente progresa el desarrollo sostenible y la recuperación verde …”
También se suspenden nuevos arrendamientos de terrenos públicos y de aguas marinas para explotar petróleo y gas. Asimismo, se considerará “ajustar las regalías asociadas con carbón, petróleo y recursos de gas extraídos de terrenos públicos y aguas marinas”.
Las decisiones de Biden se refieren a “combustibles fósiles”, en términos genéricos, sin hacer diferencia entre ellos. Se esperarían penalidades al carbón y petróleo y un tratamiento más benigno al gas, calificándolo como “combustible puente” hacia la energía limpia.
La administración Obama-Biden prohibió que el Ex-Im Bank financiara plantas a carbón pero aquí, a contrapelo de esa ecológica decisión, alguien validó la “arritmia histórica” referida por Bosch, construyendo la generadora líder en emisiones tóxicas y cenizas contaminantes. El propio Obama ofreció gas a presidentes de países del SICA. Además un alto funcionario hizo pública, en el Palacio Nacional, la oferta de gas natural americano a nuestro país.
En Puerto Rico, al reconstruir su sistema eléctrico, devastado por huracanes, surgió una confrontación entre dos entidades oficiales. Una propugna por plantas termoeléctricas de base, de ciclo combinado, a gas natural, y la otra propone instalar miles de MW de renovables, más una gran capacidad de almacenamiento con baterías. También se plantea la resiliencia del sistema con transmisión a alta tensión soterrada.
El proceso de reducir la huella de carbono se inició aquí en 2003 con la planta de Andrés y se reeditó con la reciente conversión a gas natural del parque de generación del Este. Se ha anunciado, como próximo paso, licitar 700 MW a gas natural en Manzanillo y un despliegue rápido y masivo de generación fotovoltaica y eólica en el Noroeste y el Sur, con fuerte estímulo estatal, cuya energía se evacuará en nuevas líneas de transmisión de alto voltaje. Como las renovables no son gestionables y no tienen alta confiabilidad en cuanto a disponibilidad en cualquier momento, la energía de base la seguirán suministrando plantas térmicas y la intermitencia de las renovables podría ser paliada almacenando energía en baterías de litio. En la transición, y más allá, la generación con gas o con renovables no serían fuentes mutuamente excluyentes sino complementarias.
En la audiencia ante el Senado, para su confirmación como secretaria de Energía, la Sra. Jennifer Granholm declaró: “El presidente Biden ha establecido que su administración no planea instituir una prohibición sobre la práctica de fractura hidráulica”, o sea, el “fracking”. Esto implicaría que EUA seguirá explotando gas natural y afianzará su condición de productor y exportador de ese combustible.
La secretaria Granholm presentó al Senado un pronóstico auspicioso sobre “hidrógeno verde” y almacenaje de energía, comprometiéndose a estimular organismos enfocados “…en desarrollar y demostrar procesos que, cuando se escalen, tienen el potencial de capturar rentablemente 90% de todas las baterías basadas en litio que hayan sido descartadas o gastadas en los Estados Unidos y reintroducir materiales claves en la cadena de suministro de los Estados Unidos”. Las renovables quedarían canonizadas cuando se mitigue la contaminación de los residuos de las baterías.