La enfermedad del poder

La enfermedad del poder

David Owen, quien fuera ministro de relaciones exteriores de Inglaterra entre 1977 y 1979, publicó un libro en 2008 bajo el título de In Sickness and in Power, que posteriormente, en 2010, se publicó en idioma español con el título En el poder y en la enfermedad. Se trata de un libro, sumamente interesante, que aborda la interrelación entre la política y la medicina, en el que el autor analiza las enfermedades de Jefes de Estado y de Gobierno en los últimos cien años.
De manera especial voy a mencionar el abordaje que hace Owen de lo que él denomina la enfermedad del poder, a la que da el nombre de síndrome de hybris. El hybris es un concepto griego que traducido al español significa desmesura o arrogancia. En la actualidad se asocia con un muy exagerado orgullo cuando se ostenta o se ha ostentado el poder. Los dirigentes políticos que presentan esta enfermedad se presentan como superiores, muestran una exagerada preocupación por su imagen y la pérdida de popularidad lo saca de sus cabales. Son personas son incapaces de cambiar de opiniones, no son capaces de autocriticarse y rechazan a todos aquellos que deciden confrontarlos.
Interesante resulta la manera como Owen explica la trayectoria del hybris, lo que describe en varias etapas. “El héroe (entiéndase en nuestro caso el político) se gana la gloria y la aclamación al obtener un éxito inusitado contra todo pronóstico. La experiencia se le sube a la cabeza: empieza a tratar a los demás, simples mortales corrientes, con desprecio y desdén, y llega a tener tanta fe en sus propias facultades que empieza a creerse capaz de cualquier cosa. Este exceso de confianza en si´ mismo lo lleva a interpretar equivocadamente la realidad que lo rodea y a cometer errores. Al final se lleva su merecido y se encuentra con su némesis, que lo destruye”.
Owen explica que némesis es el nombre de la diosa del castigo e indica que “en el drama griego a menudo los dioses ordenan la némesis porque se considera que en un acto de hybris el perpetrador trata de desafiar a la realidad dispuesta por ellos. El héroe que comete el acto de hybris pretende transgredir la condición humana, imaginando que es superior y que tiene poderes más similares a los de los dioses”. Owen agrega: “Pero los dioses no toleran semejante cosa, de modo que son ellos quienes lo destruyen. La moraleja es que debemos guardarnos de permitir que el poder y el éxito se nos suban a la cabeza, haciéndonos sacar los pies del plato”.
Adicionalmente a lo señalado cabe recordar lo que nos ha enseñado la historia: “el poder es el peor de las adiciones; porque los adictos al poder jamás prevén su caída”.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas