La epidemia “neurológica” del Zika

La epidemia “neurológica” del Zika

Es muy importante que la población dominicana no se alarme demasiado ante esta epidemia, sino que en la disposición de la prudencia y lo sensato tome las medidas necesarias para protegerse, sin pánico ni terror, pero sí con gran responsabilidad. Son muchas las razones que me obligan a tratar de nuevo el tema que está en el tapete y que por la expansión del virus del Zika ha sido declarada una “emergencia mundial” por la Organización Mundial de la Salud, quienes presumen que para el final del año habrán 4 millones de casos en el mundo.

Todo empezó en un macaco, un monito Rhesus en los bosques de Zika en África, de Uganda pasó a Pakistán, luego a la Polinesia francesa de ahí a Brasil y hoy está en más de 25 países del mundo.

Esta epidemia, se nos atoja llamarla “neurológica”, pues sus manifestaciones de importancia clínica son por daños neuronales que competen a nuestra especialidad: microcefalia, Síndrome de Guillam Barre (SGB), Encefalitis. Tal como señaló Margaret Chan, directora general de la Organización Mundial de la Salud: “La emergencia no por el virus de Zika en sí mismo, sino por su asociación con la microcefalia y otros trastornos neurológicos”. Una simple “gripe”, un sencillo malestar febril de un par de días, con ojos enrojecidos sin picazón y una discreta erupción roja y blanca en piel que ni molesta un simple “salpullido”, no tiene mayor trascendencia, así se presenta felizmente el Zika en la mayoría de los casos, dos paracetamol y ya. ¡Qué maravilla Goyo! Pero como no todo es rosa, veamos otros escenarios más tristes.

Una joven damita en edad fértil, enamorada de la vida, decide ser madre, anida con amor a su criaturita por 9 meses y al nacer la criaturita nace con marcada microcefalia (cabeza muy pequeña), con una alta probabilidad de idiocia, daño cerebral que le va a impedir hacer una vida normal, pues sus niveles intelectuales estarán muy comprometidos por el deterioro que produjo el virus en las primeras 7 semanas de vida intrauterina. El otro escenario, alguien padece el Síndrome de Guillian-Barre, que es una parálisis que asciende desde las piernas hasta el tallo cerebral produciendo una parada en la ventilación (no puede respirar por sí mismo), ese paciente necesita estar en un ventilador con una traqueostomía “X” tiempo, hasta que esa parálisis descienda en el mismo orden. Las complicaciones de infección, aspiración bronquial, alteraciones metabólicas, cardíacas y otros inconvenientes son muy altas.

Disponemos en el país de unidades de cuidados intensivos con las más altas tecnologías, sin embargo, tal y como me referí el domingo pasado, si hay desmedidos casos del SGB habría inconvenientes por las limitadas camas-ventiladores y nada que decir de su tratamiento: es obligatorio con las inmunoglobulinas y sus costos mal calculados son de unos 50 a 60 mil pesos diarios. Si esto no es de importancia capital, entonces yo no sé a mis años como médico a qué llamar “importante” en salud.

La tercera posibilidad neurológica felizmente muy rara es la encefalitis, que también puede ser causada por el famoso mosquito. Esta es la inflamación del propio tejido cerebral y de la médula, es diferente de la meningitis, que es la inflamación de las meninges. Se dividen en dos: la encefalitis primaria (encefalitis viral aguda) como la producida por el Aedes y la encefalitis secundaria, que es debida a una infección o a una vacunación. Esta entidad médica, es una emergencia pues tiene una muy alta mortalidad, se puede manifestar con: fiebre, dolor de cabeza severo, convulsiones, marcha inestable, desorientación, vómitos, inapetencia, rigidez de cuello y espalda (a veces), fotofobia y llanto incoercible en los niños de menos de un año en los que es frecuente. Las estadísticas siempre son frías: del millón y medio de los afectados en Brasil, varios miles son los microcefálicos. Supongamos que haya un solo niño con daños cerebrales (hipotético), pregunte usted a esa madre qué es vivir el resto de su vida con un niño discapacitado, en silla de ruedas, sin ninguna otra actividad más que quejarse, es en verdad muy, pero muy doloroso. Es por eso, que se hace obligatorio que “todos” seamos sensatos y participemos con conciencia y responsabilidad ciudadana en esta cruzada contra el mosquito que se le ocurrió picar al selvático monito. La Academia de Ciencias fijará su posición esta semana. Permítanme recomendar a mis siempre amables lectores en la edición digital, los comentarios a nuestra columna del domingo pasado del amigo “visionario veintiuno”, quien muy sabiamente nos ilustra sobre el control de esta plaga de Aedes aegypti, buscar sección de opinión y luego mi nombre. ¡En África empezó todo, tal vez allí también termine!

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