Cobra relieve hoy como fecha histórica el perenne homenaje a los dominicanos y extranjeros solidarios que hace exactamente 64 años llegaron en expedición libertaria a Constanza, Maimón y Estero Hondo a combatir la férrea dictadura de Rafael Trujillo, capturados, torturados y pasados por las armas la mayoría de ellos por la brutal maquinaria del régimen. Su ofrenda en sangre comenzó a marcar el fin del totalitarismo que duró 31 años y cobró miles de vidas inspirando otras hazañas patrióticas como la decapitación del 30 de mayo del 1961 sin la cual no hubiera sido posible la instauración progresiva de la democracia dominicana, que aun atravesando períodos difíciles y recibido amenazas tiene aferrada a ella a las mayorías nacionales. El respeto a los derechos humanos y la búsqueda de justicia no deben perecer aunque las preferencias minoritarias por el absolutismo de distintos tipos sea parte del conglomerado nacional ni porque súbitamente se concediera matrícula partidaria, por una absurda interpretación de la Constitución y las leyes, a una exigua remembranza apologética con siglas nuevas y consignas potables a cargo de herederos de consanguinidad que han rendido pleitesías a los métodos de la satrapía expirada sin renegarla.

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El trujillismo es ilegal tras ser un monstruoso instrumento de depredación y despotismo condenado a perpetuidad por hechos imborrables. Autorizar cualquier renovación de los designios que llenaron al país de tumbas sin nombres ofende la memoria de nuestros mártires.