La escalada en el precio del petróleo aviva el temor a la inflación

La escalada en el precio del petróleo aviva el temor a la inflación

 Londres.- El encarecimiento del petróleo en más de un 70 % desde el pasado junio ha dado aire a las economías de los países productores, pero presenta riesgos para regiones importadoras como Europa y China, que temen que ese incremento se traslade a los precios al consumidor e impulse la inflación.

La recuperación económica global y el sólido avance de la demanda en los últimos meses, junto con las medidas para limitar la producción adoptadas por la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), han sido los motivos fundamentales para la subida del precio, según los analistas.

Las tensiones en Oriente Medio y la decisión de Estados Unidos de imponer nuevas restricciones a la compra de productos petroquímicos a Irán, escenarios que tienden a reducir el nivel de oferta, han apuntalado esa tendencia al alza y amenazan con impulsar el crudo a cotas aún más elevadas.

El barril de Brent, de referencia en Europa, que llegó a desplomarse por debajo de los 30 dólares a principios de 2016, ha llegado esta semana a rozar los 80 dólares.

Ese aumento puede traducirse en un encarecimiento del combustible, lo que impactaría en primer término en sectores como el transporte y la energía, y acabaría provocando efectos más amplios en economías dependientes del petróleo exterior.

“En el futuro es probable que veamos una mayor inflación, particularmente en los países importadores”, indicó a Efe Ivan Petrella, profesor de Modelos Económicos en la Universidad de Warwick (Reino Unido) y antiguo economista del Banco de Inglaterra.

A la hora de evaluar medidas para controlar esa inflación, el economista cree que los reguladores “tendrán en cuenta” que la subida del precio del crudo ha estado motivada por el crecimiento de la demanda y la recuperación económica.

El analista Sam Alderson, de la firma Energy Aspects, señaló por su parte a Efe que la fortaleza del euro respecto al dólar desde principios de 2017 supone un “amortiguador” para los países de la Unión Europea (UE) ante el encarecimiento del crudo.

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