La escena forense

La escena forense

SERGIO SARITA VALDEZ
La repentina e inesperada desaparición física de una persona de relevancia social, o política, es siempre motivo de consternación y alarma pública, razón por la cual el hecho se convierte de inmediato en noticia de primer impacto. Por otro lado, el descubrimiento de un cadáver en una carretera, río, playa o bosque representa un gran reto para los investigadores médico-forenses.

Si el cadáver ya ha sido identificado, entonces surgirán una serie de interrogantes que debemos tratar de responder a través del experticio médico legal. Una de las preguntas sería: ¿a qué hora del día o de la noche fue descubierto el cuerpo de la víctima? ¿Estaba sumergido en el agua, colgando de un árbol, o tirado en el suelo boca abajo? Si fue ubicado en el bosque entonces habremos de constatar las condiciones del suelo, la yerba, presencia de pisadas, manchas de sangre, armas, botellas con algún contenido, prendas, documentos, así como cualquier otro tipo de objeto presente en los alrededores de la persona fallecida. También hay que chequear en búsqueda de signos de arrastre, o cualquier señal de violencia. Si el hallazgo ocurre en una casa o apartamento hay que registrar la posición de muebles, electrodomésticos, cocina, dormitorios, camas, baño, cristales rotos y el estado de las puertas y ventanas.

Si el sujeto presenta múltiples heridas de arma blanca o por disparos y no aparece sangre en el lugar podemos sospechar que la persona fue atacada en otro sitio, siendo luego trasladada al punto donde más tarde se encontró. ¿Estaba el individuo con alguna vestimenta? En caso afirmativo quisiéramos saber el tipo de ropa y la condición de la misma. En el caso de una joven interesa conocer si vestía o no ropa interior, específicamente pantis y sostenes. ¿Tenía alguna atadura en manos y pies, o signos de haber estado amarrada?

Otra pregunta a contestar se refiere a saber el momento en que la persona expiró. Trataremos de establecer el intervalo que existe entre la última vez que vieron a ese individuo con vida y la hora en que se le encontró muerto. Supongamos que ese espacio de tiempo corresponde a unas ocho horas y que el muerto fue encontrado a las tres de la tarde. Ello implica que desapareció a las siete de la mañana. En ese supuesto colocamos las agujas de nuestro reloj imaginario en la hora media que sería las once de la mañana, pudiendo movernos cuatro horas hacia atrás y cuatro horas hacia delante. ¿Cuán cerca de las siete de la mañana o de las tres de la tarde aconteció el deceso? Para acercarnos científicamente al instante del fallecimiento comprobaremos la temperatura corporal, el grado de rigidez cadavérica y el estado de las livideces o manchas rojo vinosas presentes en las partes en declive del difunto. Estos indicadores varían en su dimensión dependiendo del tiempo transcurrido desde que cesaron las funciones vitales.

Un correcto experticio médico legal comienza en el lugar donde se hace el levantamiento. Sin un pormenorizado y documentado registro del sitio, conjuntamente con la hora en que se realiza, estado del tiempo y las condiciones de la víctima. Sin ello va a tornarse bien difícil hacer una apropiada interpretación de los hallazgos de la autopsia, especialmente cuando tengamos que opinar acerca de la manera jurídica del deceso. Aunque importante, no basta con decir que la muerte es de naturaleza violenta, se requiere además establecer si se trata de una violencia homicida, accidental o suicida.

Hemos repetido en múltiples oportunidades que en patología forense lo que comienza mal difícilmente termina bien, es por ello que insistimos en la necesidad de un buen levantamiento del cadáver, con todo el rigor científico que el caso amerita. Es en ese momento del peritaje cuando obtendremos la información adecuada cuyo minucioso registro debe acompañar al muerto a la morgue. Con esos datos escritos, ordenados y diagramados se procede a realizar la autopsia, a fin de establecer, fuera de toda duda médica razonable, la causa, los mecanismos y la manera jurídica de la muerte. No olvidemos que en medicina forense, distinto a lo que sucede en las matemáticas, el orden de los factores sí puede alterar el producto.

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