La escuela “Buen Nombre” necesita bombadades no solo de palabras

La escuela “Buen Nombre” necesita bombadades no solo de palabras

POR M. ARISTY CAPITAN
LA VICTORIA.- A pocos minutos de tomar el camino que lleva al penal de La Victoria, se encuentra la Escuela Buen Nombre, un centro que espera por la terminación del nuevo plantel que se está construyendo en su patio.

Con unos trabajos que marchan a ritmo muy lento, la tardanza en los pagos que hace Educación es lo que impide que el ingeniero haya podido terminar el plantel: la edificación, de tres pisos, no tiene terminado ni el primero.

Lo que sí han hecho es cambiar una parte de las planchas de zinc y de las instalaciones eléctricas que tenían tres de los cuatro viejos pabellones de aulas. 

Así lo señalaron los vecinos, quienes establecieron que fue el propio ingeniero el que les explicó que los cheques tardan demasiado en salir. Por ese motivo, establecieron los trabajos se detienen frecuentemente.

Al comentar el tiempo que tiene esta escuela, explicaron que fue construida en el año 1978.

En cuanto a los arreglos, iniciaron hace acerca de siete meses pero han avanzado muy poco. 

DESCUBRIENDO EL ESPACIO

En cuanto se mira desde la calle, se descubre la triste situación en la que reciben docencia los alumnos de este plantel: en espacios desgastados, sucios, que reclaman dejarse de usar.

Las peores aulas están ubicada en una rancheta de palos que ha sido divida en tres y no cuenta ni siquiera con pizarras en condiciones. Se trata de un área que está en tan lamentable situación que las butacas más recientes que han llegado se dañarán por allí se mojan en cuanto cae un poco de agua.

Eso no es de extrañar cuando se mira al techo y se descubre que el cielo puede tocarse a través de los agujeros del zinc. Tampoco cuando se comprueba que el espacio no está resguardado por ningún lado.

Detrás de esta rancheta se descubre el patio, donde se ha formado una maravillosa escultura a golpe de naturaleza y olvido: las butacas viejas se han recubierto de hierbas silvestres y musgo.

En mejores condiciones está el pabellón contiguo que tiene tres aulas: aunque viejo, las paredes están en perfecto estado. No sucede lo mismo con las ventanas puesto que están  rotas o son inexistentes. Como muchas persianas, la mayoría de las puertas también ha dicho adiós.

Junto a este bloque hay un aula que está en condiciones regulares y, unos cuantos pasos más allá, está el área de inicial. Esta, reluciente y nueva, contrasta sobremanera con el resto de la escuela.

Al otro lado este bloque, está el otro edificio de aulas en el que hay cuatro espacios de los que hoy sólo se utilizan dos puesto que en una de ellas funciona la dirección y en la otra están guardados los materiales de la construcción.

Al echar un vistazo, algo que no es difícil porque el ingeniero abrió un hueco en una de las paredes para entrar más fácilmente el cemento (es que así los obreros no tienen que dar la vuelta para entrarlo por la puerta), se ven apenas cinco fundas de cemento y algo de ropa.

Esto da una idea de lo lento que van los trabajos en un plantel que ni siquiera cuenta con instalaciones sanitarias en condiciones. Así, en medio de toda esta carencia, iniciará el año escolar dentro de dos semanas.

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