La escuela pública necesita fondos

La escuela pública necesita fondos

El Gobierno no ha sido lo suficientemente sensible ante el reclamo de mejoría en la educación pública. Los ciudadanos y ciudadanas han mantenido una hermosa jornada de solicitud de más fondos para las escuelas, pero se han encontrado con largas y fallidas explicaciones que buscan justificar un presupuesto que viola las metas que la sociedad estableció a través de una ley.

Se trata de un asunto de prioridad. En los hechos, la educación pública no ha sido prioridad del Gobierno. Sus intereses y enfoques han estado en otros ámbitos. Año tras año el Ministerio de Educación tiene que desenvolverse con asignaciones presupuestarias que están muy por debajo de sus necesidades o, para mejor decir, de las necesidades del país.

Las evidencias de estas afirmaciones están ante nosotros, en cualquier barrio, en cualquier municipio y en cualquier provincia. Escuelas destartaladas, escuelas sin suficientes butacas y de calidad, escuelas sin laboratorios, escuelas alojadas en edificios o viviendas destartaladas, escuelas que no invitan al estudio por el mal estado en que se encuentran. Estas no son invenciones, son realidades que los medios de comunicación, incluido este periódico, se encargan de hacer visibles casi todos los días.

El Ministerio de Educación necesita recibir los recursos económicos que faltan para terminar las escuelas en construcción y para reparar otras, para comprar y rehabilitar butacas y para instalar los laboratorios necesarios para apoyar la docencia. El Gobierno está en la obligación legal de hacer estas apropiaciones, porque la educación es un derecho de rango constitucional.

Si esto no ocurre, es decir, si la escuela no recibe los fondos necesarios para operar de manera eficiente y adecuada, entonces dejemos de pensar en una educación de calidad y en una mejoría del nivel de escolaridad.  Porque también los gobiernos y las sociedades cosechan lo que siembran.

Hermoso gesto

Saludamos el esfuerzo que los militares despliegan en los barrios de San Cristóbal afectados por el desborde, en horas nocturnas, del río Yubazo. Las Fuerzas Armadas está poniendo al servicio de aquella población damnificada su capacidad de respuesta rápida, su energía, su disciplina y su solidaridad. Se trata de un gesto hermoso e ilustrativo de las contribuciones que pueden dar nuestros soldados.

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