La escuela

La escuela

El diccionario de la Real Academia de la Lengua dice: “Escuela. Establecimiento público donde se da a los niños la instrucción primaria, donde se da cualquier género de instrucción. Conjunto de profesores y alumnos de una misma enseñanza. Método estilo o gusto peculiar de cada maestro para enseñar. Conjunto de caracteres comunes que en literatura y en arte distingue de las demás las obras de una época, región, etc.,  Lo que en algún modo alecciona o da ejemplo y experiencia. Sitio donde estaban los estudios generales”.

Mijail Gorvachov,  líder de la Unión Soviética, comparó la educación de su país con la de los países occidentales por el mayor número de computadoras a las que tenían acceso los de occidente.

Se quejaba de que los estudiantes de su país  debían tener acceso a la tecnología más avanzada para que la Unión Soviética no perdiera su posición.

No hablaba el líder soviético de la calidad, cantidad, poder de destrucción y alcance de las armas de su país, no, hablaba de la calidad de la enseñanza.

Quienes vimos cómo en un siglo se pasó de la pluma que se moja en un tintero y sirve para escribir limitadamente, a la pluma de fuente (que tiene un depósito que permite escribir muchas páginas), de allí al bolígrafo y hoy empleamos la computadora, sabemos que el mundo ha progresado en un siglo muchísimo más que lo que adelantara en los veinte siglos anteriores.

Es imposible aceptar  que el desarrollo haya sido tan desigual por culpa del acaparamiento de las riquezas fruto de una entente terrible y devoradora de hombres y sociedades, que opera de manera inexorable para beneficio de pequeños grupos, los cuales se han adueñado del mundo mediante el uso de la fuerza militar, del poder del dinero y del manejo del poder espiritual. Incluso en el área de la educación se han ocupado, cuidadosa y tenazmente, de dividir la sociedad entre quienes tienen acceso a los últimos descubrimientos e inventos que contribuyen al bienestar de unos pocos y quienes no tienen ni siquiera conocimiento de esos avances.

Aquí vemos cómo, año tras año, nos bañan de espejismos y nos calientan con fuegos fatuos mientras la calidad de la enseñanza aleja la mayoría de los niños del conocimiento.

Ese crimen se comete ante los ojos de todos.

Dado que se trata de una línea política de la dominación social, año tras año vemos cómo se deteriora la calidad de la enseñanza, para los más, mientras los menos se benefician de los mejores instrumentos posibles que los enseñan a pensar y a actuar de manera eficiente.

No hay lugar a discusión: falta una filosofía de la educación que enseñe para la democracia y para el desarrollo humano, social y popular.

Lo demás, es el eterno bla, bla, bla, de mediocres que se limitan a teorizar y a repetir frases, palabras y conceptos mal digeridos y peor asimilados.

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