La esencia de la gran crisis

La esencia de la gran crisis

La  gran crisis que afecta a buena  parte del mundo, y que tiene consecuencias negativas en la economía, las finanzas y el mercado de los alimentos, tiene para la  Conferencia del Episcopado Dominicano una esencia moral y humana.

En una pastoral emitida a propósito de la celebración el próximo sábado del Día de Nuestra Señora de La  Altagracia, los obispos expresan que en nuestro país la crisis se  manifiesta a través de la  violencia generalizada contra la mujer y la familia,  la precariedad de los salarios y  los servicios básicos, y  la renuncia por parte de la familia de su deber educativo, de la escuela y de los medios de comunicación social, la mediocridad de muchos políticos y la corrupción.

La pastoral debe servir de instrumento de reflexión para los líderes y planificadores de nuestra sociedad y, sobre todo, para los candidatos que durante la campaña electoral prometen soluciones para todos los problemas nacionales, muchos de los cuales se han perpetuado no por crisis económica y financiera, sino porque en las promesas de solución parece haber faltado esencia moral.

En un proceso electoral como el actual, la reflexión de los obispos recibirá, sin duda, comentarios elogiosos en el ámbito político, aunque cada uno verá en el prójimo la viga de la esencia moral de la crisis.

El país necesita  debate político

Los  candidatos presidenciales de los grandes partidos deberían acceder a debatir los temas medulares para la vida del país y los criterios con los que los enfrentarían. Es una idea que defienden los partidos emergentes  y que, sin embargo, rehuyen los grandes. Eduardo Estrella, candidato presidencial de Dominicanos por el Cambio, emplaza a que se acoja la propuesta de airear ante el país los temas que preocupan a la gente.

Durante su comparecencia al almuerzo semanal del Grupo de Comunicación Corripio, Estrella identificó varios temas que merecen debate, como la concentración en la inversión en las ciudades, la inseguridad ciudadana, la corrupción, el gasto público y la gigante nómina de la administración pública, entre otros.

Ciertamente, el debate público entre candidatos debería ser un requisito legal en materia de campaña electoral.

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