El Presidente Leonel Fernández ha expresado coherentemente su alarma y preocupación por el factor especulativo que determina las alzas del petróleo que azotan al mundo  con particulares y más graves consecuencias para países como República Dominicana, dependientes absolutos del crudo importado.

Las víctimas de esa situación están obligadas a  reaccionar con indignación contra el hecho cierto de que las cotizaciones no suben por causas efectivas de costos en la industria petrolera ni por ostensibles precariedades  de infraestructuras de distribución. Los precios que acosan y lesionan a gran parte de la humanidad son el fruto de  manipulaciones de mercado y de las influencias de grandes capitales que juegan a futuro. El empeño del Presidente Fernández en denunciar las maniobras que originan cotizaciones ruinosas   es un sonoro reclamo de justicia que deberían hacer suyo otros Estados de uno a otro confín.

Pero también se da la especulación a nivel local, a veces a partir del pretexto del petróleo caro, como acaba de advertir el Secretario de Industria y Comercio, Melanio Paredes, al negar justificación a una serie de alzas en alimentos. Contra el agio vulgar y local debe esgrimirse la ley. Aun cuando no existan controles de precios,  es obligación de las autoridades perseguir y castigar cualquier exceso en afán  de lucro en perjuicio de la ciudadanía.

Más violencia en la provincia

La densamente poblada provincia de Santo Domingo experimentó en los dos meses anteriores un incremento de los casos de muertes violentas. Autoridades judiciales atribuyen en primer orden la proliferación de hechos de sangre a riñas barriales, luchas entre bandas rivales y el empleo  excesivo de armas de fuego. En el trasfondo  de las cíclicas  rachas de comportamientos agresivos está la falta de medidas preventivas..

La prevención efectiva, y que la ciudadanía reclama,  debe ir más allá de un incremento del patrullaje policial. Miles de jóvenes de esta superpoblada provincia  viven sin oportunidades para el aprendizaje técnico que los convierta siquiera en  mano de obra calificada; ni están al alcance suficientes instalaciones para  esparcimientos sanos, como el deporte. En cambio, abundan negocios para el vicio, y el micro-tráfico de estupefacientes, estrechamente relacionado a la violencia criminal, que no encuentra  suficiente muro de contención.