El panorama es sombrío, lo oscurece la institucionalidad fragmentada, una educación de calidad soterrada, la salud quebrantada por falta de la atención primaria, la seguridad social secuestrada por el sistema financiero.
Lo ensombrece el desempleo, la informalidad laboral, el congestionamiento vehicular, los recursos del desarrollo drenados por una hipercorrupción afianzada en la impunidad.
Sombras densas con el tráfico de drogas, la delincuencia, inseguridad ciudadana, los barrios con carencias extremas, tentados por el microtráfico y el clientelismo político.
Es como para derribar el ánimo. Pero no, no a personas que desde el “Rinconcito de la Fe”, como denominan al Centro de Reflexión y Acción Padre Juan Montalvo, mantienen en alto la confianza en el Creador, en la fe que se expresa en obras.
Al hacer propuestas contra el drama de los barrios marginados, el coordinador del Centro, Roque Félix comenta la situación de los pobres y excluidos, el panorama ensombrecido por males que se entretejen en una gruesa maraña.
¿Esperanzado? Sí, ¡claro!, hay que seguir -enfatiza-, y precisa que la obra social y educativa de la Compañía de Jesús está centrada en la fe. “Uno tiene la oportunidad de discernimiento, de comunión con Dios cuando todo lo ves perdido”.
Por eso, insta a no dejarse abatir por el pesimismo, citando el adagio de que nunca es más oscuro que cuando va a amanecer. Sabe que no puede dejarse dominar por la nostalgia al evocar las comunidades caficultoras sureñas, otrora con una copiosa vegetación, un oasis en las montañas. Tampoco por el ambiente barrial de la época del setenta, cuando florecieron las Comunidades Eclesiales de Base.
Han incidido varios factores. El país tenía cinco millones de habitantes, previo a la pandemia del Covid-19 recibía, seis, siete millones de turistas. Además, la migración de haitianos que colectivamente gravita, se concentraban en los bateyes, hoy están en campos y ciudades, son parte de nuestra realidad.
Oportunidades. Pese a la convicción de la falta de oportunidades, de la degradante vida en los barrios, el coordinador del Montalvo se siente optimista.
“Nosotros asumimos que eso se transforma cambiando la lógica de las oportunidades, los esquemas de formación educativa, cultural con formación técnica para el mundo del trabajo, formación, oportunidades, que lo que yo me pueda ganar no me lo den en tarjetas”.
“Necesitamos rediseñar la integración social de esas poblaciones con unas políticas de oportunidades más coherentes, más consistentes, con mayores perspectivas de sostenibilidad que empiecen a romper todos estos mecanismos de clientelismo y control político, de tolerancia a la acción de los grupos que de forma inmoral están tratando de desarrollar sus negocios en ese submundo”.
¡Ese es el gran problema!, enfatiza Félix, y agrega:_Los barrios están llenos de población afueriada, que se le instrumentaliza con políticas de clientelismo político, en su mayoría dañina. Y, paralelamente, las drogas, un fenómeno convertido en un medio de acceso a bienes y a oportunidades de consumo que no les garantiza la movilidad en base al mérito de estudiar una carrera, de entrar al mundo del trabajo por los bajos salarios, o la falta de trabajo que conduce a la informalidad.
_Y si consiguen un trabajo formal es de baja calidad, de condiciones precarias. Entonces, apelan a instrumentos de clientelismo, engancharse con un político, conectarme con una red de traficantes de drogas, caer en el microtráfico o convertirse en consumidor, en un enfermo sin perspectiva de progreso.
Y encima de eso, indica Félix, toda la promiscuidad, los embarazos tempranos, la explotación sexual de jóvenes, hay todo un drama, las perspectivas éticas se han ido desdibujando, el sentimiento religioso en un amplio sector de la población se ha ido diluyendo.
“Existen unos encantos sublimes asociados al consumo, al alcohol, a la danza con una lírica agresiva que ha creado un sistema de creencias, de justificaciones de un modo de ser, de vivir, de comportamiento, que constituye un gran desafío para el trabajo pastoral, el trabajo educativo, eso afecta a nuestros barrios”.
Y lo peor -agrega-, la pérdida de toda la teoría social del trabajo, del trabajo que dignifica, el elemento distintivo que hace al hombre persona. Hoy pareciera que hemos olvidado el enfoque que explica la formación de la persona hasta la dimensión más espiritual, evangélica del trabajo, San Pablo decía el que no trabaja que no coma. Ahora, mucho cuidado -dice- con imputar la responsabilidad política de esa situación a los pobres, a los afueriados, tienen niveles de discernimiento y de ejercicio de su voluntad para escoger la ruta que les permita liberarse de todas esas amenazas, pero al Estado le toca la gestión del riesgo de la vulnerabilidad extrema en que esa población se encuentra.
Siempre hay un camino. El coordinador del Montalvo no cree que las poblaciones carenciadas, vulneradas y en riesgo están en desamparo completo. Siempre existe la posibilidad, una oportunidad de ser convocados por la escuela, la iglesia, el Estado.
El Estado, dice, tiene que adoptar las políticas públicas que correspondan para coherenciar mejor la situación de esa población. No es que sea cero acción, hace pero no lo suficiente.
Félix conoce decenas de estudiantes de escuelas de música de ese entorno, jóvenes que ahí tuvieron una oportunidad y la aprovechan. “Salen talentos musicales y de danza, pero también está la manera en que gravita y pesa el que lleva una acción de microtráfico, de reclutamiento.
“O la autoridad policial que actúa en ese contexto y no lo hace con un testimonio de su responsabilidades, de sus funciones públicas, y a veces está metido en tráfico o en la protección del traficante, y es parte de la mafia o protege al dueño de un colmadón que hace la vida imposible a los vecinos del barrio. En fin, es lo que impone un patrón de consumo y de celebración, de recreación sin control de las autoridades que deben regularizar todo eso.
Peor aún, cuando la élite política quiere mantener una sociedad que no esté consciente de sus derechos, que le permita y consienta sus prácticas de malversación y corrupción, lo que más le conviene al Estado es justamente ese tipo de población atrapada en tales condiciones. Por eso, le patrocina fiestas, fiestas abiertas, libando licor, promoviendo el bacanal. Entonces no podemos esperar que le hagan caso a la maestra meritoria intentando que lean la novela recomendada, eso choca con el desmérito de la educación como vía de movilidad social.
Un valor en extinción. Mas, su optimismo persiste: siempre hay un camino.
- Población vulnerable
El Montalvo desarrolla sus servicios de apoyo a los migrantes haitianos en RD como un mandato de la Compañía de Jesús, dentro de la Iglesia Católica, de acompañar refugiados y migrantes en el mundo. Asisten a sus hijos, una población vulnerable en el contexto dominicano, con una situación de riesgo de apatría por la problemática de su registro civil y otras trabas. “Hemos estado tratando de que hagan su renovación a tiempo, cumplan con las normas, no siempre la comunidad de migrantes está suficientemente educada, orientada. - Proceso integración
Acompañan a las asociaciones de migrantes en su proceso de integración en las comunidades donde viven, propiciando la hospitalidad y convivencia intercultural. Los orientan para que ordenen su acceso a servicios, educación o salud, y cumplan con todos los requerimientos que tiene país. - Asesoría legal
La ofrecen en el proceso de documentación para que aprendan a gestionar en Haití sus documentos y puedan regularizar su situación migratoria en RD. Unos 45 mil migrantes recibieron esos servicios. A muchos ofrecen apoyos específicos para la gestión de sus documentos conforme a la ley. Mantienen ese servicio para que no pierdan derechos adquiridos con el plan de regularización.