La esperanza vuelve al campo junto con una tacita de café orgánico

La esperanza vuelve al campo junto con una tacita de café orgánico

POLO, Barahona.- Una nueva esperanza ha vuelto a latir en este poblado sureño, en la misma cima de las montañas del Suroeste, que no ha podido acabar ni la broca del café, ni el abandono de los predios agrícolas, ni el olvido a que las autoridades gubernamentales han sometido estas zonas productivas.

El nuevo aliento surge en momentos en que el quintal del café convencional ha logrado precios por encima de los US$75, a pesar de que este nivel todavía no resulta rentable para los cosecheros.

Sin embargo, los productores de esta comunidad han podido vender en US$139 el quintal de café orgánico, es decir el doble del precio logrado por el convencional, como también han obtenido una buena rentabilidad en la presente cosecha que supera los 500 quintales.

Este empuje económico ha llegado justo a tiempo, ya que la caficultura de este poblado barahonero estaba atravesando por una situación muy crítica, los cafetales estaban abandonados casi por completo y muchos cosecheros desertaron de sus predios para irse a la ciudad en busca de mejor suerte, dejando la tierra descuidada, relata Corporino Féliz, presidente de la Cooperativa del Núcleo de Caficultores de Polo.

«Pero, actualmente hemos logrado incorporar a 143 caficultores con certificación para vender café orgánico y salvar la salud del mundo y al mismo tiempo, lograr mejores ingresos para nuestras familias», afirma Féliz.

[b]Mercado alternativo[/b]

Esto se ha logrado por ser el café de esta zona, un producto orgánico de muy alta calidad y vendido en el mercado justo, o solidario que se ha desarrollado en Europa, según explica, por su parte, Nicolás Cruz, director ejecutivo del Instituto de Desarrollo de la Economía Asociativa (IDEAC).

El mercado justo es una plaza desarrollada por movimientos ecologistas, organizaciones sindicales de izquierda, e instituciones europeas sin fines de lucro, que han ido organizando mercados alternativos al formal, en el viejo continente.

De acuerdo con las informaciones aportadas por Cruz, las operaciones económicas de la Cooperativa del Núcleo de Caficultores de Polo, obtuvo este año ganancias de RD$600,000, con un capital suscrito de RD$1,800,000. Esta ganancia se reparte entre los 143 productores que conforman el núcleo, algo que no habían ganado en toda su vida.

«Concretamente ahí está el beneficio de ellos, que dejan el 40% como capital de la cooperativa y el resto, unos RD$400,000 se distribuye entre los agricultores”.

Según Féliz, en la presente cosecha, unos 143 productores de café orgánico vendieron su producción y hay muchas esperanzas de que sus realidades mejoren para el futuro inmediato.

Otro productor, el señor Juan Alejandro Cuevas, afirma que también se sienten esperanzados de seguir sembrando café en el campo, porque con el abono orgánico están logrando un rendimiento de más de 5 quintales por tarea, además de tener la producción asegurada con un buen precio en el mercado.

Los productores agrupados en la zona de Polo siembran el café en un área de unas 10,000 tareas, pero el rendimiento del cultivo es muy bajo todavía con relación a los países del área caribeña.

[b]La alternativa[/b]

Fundamentalmente para los pequeños productores, que son los que confrontan mayores problemas de falta de recursos para su inversión, la alternativa es seguir realizando este tipo de dinámica, es decir certificar fincas orgánicas, transformarlas y diversificarlas para terminar con los monocultivos.

Los monocultivos, o siembra de un solo producto, son negativos para las familias pobres, porque si se cae el precio del cultivo que están produciendo, no tienen alternativas de otros ingresos o cosechas que recoger.

Por ello, como estrategia, el IDEAC trabaja asesorando a los cosecheros en la incorporación de nuevos cultivos a los cafetales, como aguacate, limón persa, macadamia, mandarina y otros que tienen mercado a los que puedan recurrir como estrategia, si el precio del café se cae en la bolsa internacional.

La diversificación sería la estrategia ideal para enfrentar la volatilidad de los mercados, puesto que el mercado mundial seguirá saturado del producto y no se vislumbra, en lo inmediato, una posible salida de que los precios del café puedan retomar los niveles que tenían en los años 90`s.

[b]Los precios del café convencional[/b]

En la pasada década, el café criollo se llegó a cotizar hasta en los US$200 el quintal y hoy éste se encuentra en los US75 las cien libras.

No obstante, este precio ha mejorado un poco, ya que el año pasado su costo llegó a descender hasta los US$64, mientras se espera que para diciembre el precio del café convencional alcance los US$80 por las expectativas de futuro con relación al café de Brasil y de Colombia, que son los más grandes productores del hemisferio en el mercado mundial.

También influye lo que puede estar pasando con la producción de Vietnam, que es otro «monstruo» productor. Sin embargo, este último país produce el café tipo robusto, que es de muy mala calidad, es decir de llanura, y que está bajando prácticamente los precios a nivel mundial, porque este tiene mucho más bajo costo y cuando se satura el mercado mundial con este tipo de grano, se deprimen considerablemente los precios.

No obstante, el café criollo es del tipo arábigo o de altura, cultivado sobre unos 700 metros de altura a nivel del mar, lo que le da una condición organoléptica, en términos de sabor, superior a cualquier otro tipo de café.

[b]El precio del orgánico.[/b]

A pesar de que también el precio del café orgánico se determina en función de los movimientos del marcado mundial, la producción que se coloca en el mercado justo tiene asegurada un precio mínimo rentable, es decir US$126 por quintal, y en este no se paga menos de ahí, aún si los precios se colocan más bajos.

[b]EN EL CAMPO HAY UN VACIO DEJADO POR UN ESTADO «PARASITO»[/b]

Hay un vacío en esta nación del mundo y este se ha formado por la falta de apoyo a los sectores más empobrecidos de la población. Y mientras ese hoyo se ensancha, el Estado, a su vez, crece a la par con ese hueco, pero sobre la base de una línea de ineficiencia, dice Nicolás Cruz, director del IDEAC, con la voz cortada por la tristeza.

Según sus penosas palabras, cada día crece más la empleomanía pública, mientras los gastos del gobierno aumentan, y los impuestos – que se supone deben de retornar al pueblo en inversiones que sirvan para suplir las necesidades y mejorar el nivel de vida de la población – cada día son mayores, pero se pierden malgastados para mantener un «Estado parásito» que no ejecuta el papel que le corresponde hacer.

A su juicio, provocar procesos de desarrollo no es realizar campañas políticas cada dos años, que es lo que se vive haciendo permanentemente en el país, sino realizar un trabajo tesonero, cotidiano y permanente con la gente.

«Y ahí radica la importancia del IDEAC, que viene a llenar ese vacío que se ha creado por la ineficiencia estatal que gravita sobre la República Dominicana», sentencia.

[b]Asistencia[/b]

Según Cruz, la institución que dirige asiste unas 80 organizaciones rurales, que agrupan un total de aproximadamente 2,000 productores que cultivan un área de más de 50,000 tareas.

Estos cosecheros siembran en pequeñas unidades productivas, o sea predios de unas 40 tareas aunque hay productores que cultivan en mayores espacios de siembra.

El IDEAC es una institución de carácter privado y sin fines de lucro, que trabaja para propiciar el desarrollo social y económico en las comunidades rurales del país, y su misión fundamental es construir organizaciones solidarias, es decir empresas asociativas o cooperativas.

La institución, que cuenta con 17 empleados y una garantía de subsistencia hasta el 2010, tiene cuatro zonas de trabajo o regiones dentro de su programa. Trabaja con 35 organizaciones en las zonas de Monte Plata y Yamasá, 18 en Moca, 15 en la zona de Polo y otras 18 organizaciones en Nagua.

Para el IDEAC, su mayor satisfacción es haber estructurado una institución que haga este tipo de trabajo, porque como indica su director «no queremos reivindicar las metas alcanzadas por las mismas organizaciones campesinas. Solamente hemos servido como facilitadores para que los campesinos puedan alcanzar el digno logro de mejorar sus niveles de vida», dijo.

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