La Esquina Joven, un espacio semanal abierto por este diario para que la juventud intercambie ideas sobre el acontecer nacional, ha cumplido 17 años de interlocución con un público que tiene mucho que ver con el porvenir de esta nación. El aniversario fue celebrado en el salón Fiestas del hotel Lina, con la entrega de los Quintos Premios Esquina Joven 2010, con los que fueron reconocidos los méritos de jóvenes que han sobresalido por su desempeño en siete categorías y por los valores humanos que cultivan. Cada premio tiene una dote de 50 mil pesos y un pergamino de reconocimiento.

Los premios fueron adjudicados a Marvin Santana, en la categoría Mérito Estudiantil del nivel Medio; Luis Pellerano, Mérito Estudiantil Superior, y Esperanza Ceballos, en la categoría de Comunicación Social. Del mismo modo a Rómulo Vallejo, en el renglón Política; Ivelisse Villavicencio, en Labor Social y Comunitaria, y Deysi Montes de Oca, en el área de Deportes. También fueron premiados los jóvenes Ramón Armando Ramos, Luis Armando Medina, Eduardo Julián, Bienvenido Medina y Jearel Alcántara, quienes sustentan el proyecto Get2Want y que se han destacado en la categoría Creatividad e Ingenio. La Esquina Joven los congratula por sus significativos aportes a la sociedad.

Un derecho innegociable

La libertad sindical es una de las conquistas más preciadas de este pueblo. Costó mucha sangre y esfuerzo lograr que este componente de los derechos humanos fuese respetado y amparado por ley. En estos tiempos no puede venir nadie a intentar imponer cortapisas que traten de desconocer esta prerrogativa. Estos razonamientos vienen a cuento a propósito de intentos de desconocer el derecho a la sindicalización de trabajadores que laboran para G&M, una de las empresas contratistas de la minera Barrick Pueblo Viejo. La firma extranjera dice no tener parte en el conflicto.

El Ministerio de Trabajo ha hecho muy bien en advertir que a los trabajadores les asiste el derecho a formar sindicato. Bajo esta premisa tan clara, debe haber una mediación que elimine las aristas que alimentan el conflicto. Está claro que es innegociable el derecho de asociación que tienen los trabajadores. Pretender desconocerlo es un desfase terrible, un retroceso inaceptable.