Desde tiempos remotos e inmemoriales, los seres humanos se han preocupado por sus dientes, ya sea por motivos que involucren alimentación, mecanismos de defensa o por estética y ritos mágico-religiosos. Las patologías dentales han afectado a la humanidad desde su mismo origen, por esta razón se deriva la necesidad de curar estas enfermedades.

Para el mejor entendimiento de la historia de la odontología, los historiadores la han dividido en etapas: la primitiva que es una recopilación de datos históricos de culturas antiguas del mundo que revelan una experiencia de más de 5000 años de trabajo dental; y la académica en la que la odontología se define y se oficializa como una profesión y especialidad de los médicos.

La odontología se inició en el año 3000 a.C. con los hechiceros egipcios considerados médicos en la antigüedad. Éstos era capaces de calmar el dolor y de colocar piedras preciosas en los dientes.

En la China se utilizaba la acupuntura para calmar el dolor de dientes y apareció un cepillo dental confeccionado con bambú. 

En el 700 a. C., los etruscos y los fenicios utilizaban bandas y alambres de oro para la construcción de prótesis dentales. En las bandas se colocaban dientes extraídos a humanos y  animales para ser colocados en el lugar de la boca donde no los  había, y con los alambres, éstos  eran retenidos en la boca. 

En la antigua Grecia, el sabio Aristóteles escribió recetas de ungüentos y procedimientos de esterilización de instrumentos con un alambre caliente para tratar enfermedades de los dientes y tejidos orales. También sobre la extracción dental y la utilización de alambres para estabilizar fracturas maxilares y ligar dientes perdidos.

Pierre Fauchard (1678 – 1761) es considerado el padre de la Odontología Moderna por su labor de sintetizar y sistematizar los principales conocimientos de la odontología alcanzados por las diferentes culturas.

En su obra “Cirujano dentista, tratado de los dientes”  publicada en el año 1723, se resume la ciencia dental de la época.