Mes y medio antes de las elecciones el Presidente disponía de datos que indicaban disminución en la popularidad del gobierno y deterioro del PLD en la mayoría de las comunidades, como resultó en las elecciones que el PRD sin alianzas ganó la mayoría de los Municipios. En ese momento los números le daban al PRD varios Senadores, muchos Diputados, y más Alcaldías que al PLD.
Como los sondeos le indicaban a Fernández que había disgusto en la población, que en su partido no todo andaba bien porque algunos apostaban al desgaste y trabajaban para sus propios proyectos y que además muchos funcionarios se estaban ocupando más de sus asuntos personales que de otra cosa, lo impulsó a implementar un conjunto de acciones sin precedentes, aprovechando sus experiencias acumuladas en el poder junto a otras que recuerdan a las utilizadas por el doctor Balaguer.
Con conocimiento de causa elaboró su estrategia e inició su trabajo. Primero que nada se puso toda la maquinaria de información en funcionamiento. Sus teóricos y expertos comenzaron a pasarle factura a todos aquellos ligados a los medios de comunicación que de alguna forma reciben beneficios directos o colaterales, para que minimizaran los problemas del gobierno y destacaran las contradicciones internas del PRD. Casi el 85% de las publicaciones fueron en ese sentido.
Concomitantemente con eso y consciente de la necesidad de votos, decidió asegurar todos los porcentajes por pequeños que fueren, haciéndose cargo personalmente de sus aliados a nivel nacional.
Igualmente arreció su política de captación de figuras de la oposición, haciendo ofertas y repartiendo alpiste que atraían algunos y desalentaban otros, y junto con los furgones cargados de bienes para repartir en los pueblos, le acompañaban hileras de ambulancias para recoger heridos y atropellados que producto de las incomprensiones internas se producían en el PRD.
Por otra parte, sus asesores se encargaron de crear la percepción de triunfo arrollador, adelantando encuestas que según informes ofrecidos procedían de una empresa cuyos derechos había sido adquirido previamente.
Fernández utilizó todas las herramientas dentro del concepto peledeísta de que en política se hace lo que conviene, y las cosas le salieron bien desde el punto de vista de los resultados, debiendo estar consciente de que la gente no está contenta y que su partido dio muestras claras de anquilosamiento.La estrategia al Presidente le funcionó porque tenía el poder y aún los descontentos no podían impedir que la aplicara; pero el PRD fuera del poder no podía permitir que se desataran las ambiciones, la prepotencia y falta de tacto, al punto de provocar hemorragias, que aunque pequeñas marcaron la diferencia e influenciaron negativamente en la voluntad de mucha gente.
Ojalá que todos los dirigentes del PRD aprendan esa lección. Si se respetan mutuamente y de manera disciplinada tienen un instrumento poderoso y necesario para el equilibrio democrático. El inicio de sus nuevas jornadas debería estar enmarcado en un compromiso institucional, programático y de respeto mutuo.