La «estrategia esperanza» (Primera parte)

La «estrategia esperanza» (Primera parte)

Los días pasan y se espera con incertidumbre cómo va a terminar la cuarentena, y con esto el estado de confinamiento, el levantamiento del toque de queda y la rendición de cuentas del sistema de salud dominicano sobre el coronavirus COVID19. El retorno a los distintos espacios públicos de productividad, de ocupación y de ocio se entiende como la «normalidad», pero ¿puede considerarse como «normal»la situación anterior de vida en la cual nos encontrábamos previo a la pandemia?
Es decir, volver a los espacios públicos sin correctivos a las inequidades es dar continuidad a los distintos estados de las violenciasque afectan tanto a las mujeres como a los hombres; o que la población esté sujeta a innumerables favoritismos políticos para preservar su status quo; por demás, con un Estado que se sirve del nepotismo y que incluso lo ha colocado en el rango de «lo normal» en las diferentes esferas del Gobierno.
Partiendo de lo anterior es que nos damos cuenta cómo alcanzan validez las estrategias pedagógicas de la educadora popular brasileña María Sirley Dos Santos, quien aborda «la estrategia de la esperanza» como la respuesta de las personas para accionar a favor de la construcción democrática de un estado de derechos. Escribe Sirley Dos Santos al panoramizar la llegada del siglo XXI: «La esperanza es un instrumento de intervención y acción estratégica de cambio de los contextos actuales (…) manteniendo la convicción de que es posible la construcción de una sociedad fundamentada en una nueva ética».
«La estrategia esperanza»no solo es posible, es necesaria, se construye en conjunto, respetando las diversidades y las diferencias; una de sus vías son los pactos nacionales, del cual se tiene documentado uno muy particular: el de 1924, al término de la intervención estadounidense. Pues si bien las mujeres no eran ciudadanas ejercieron a través del periodismo de opinión feminista su participación indirecta en la reconstrucción del país, ya que planearon medidas de accionar y programas para el manejo del vacío político que se podía producir al no tenerse en ese momento una constitución reformada que permitiera encaminar la vida nacional por la legalidad y la legitimidad.
Esto da a entender que «la estrategia esperanza» comienza con la mirada introspectiva y autocrítica de cada persona, con la finalidad de que de forma consciente re-descubra el aporte que hará a sí misma y a su entorno, de manera que se tomen en cuentalas diferencias propias de las personas y permita derribar las desigualdades.
«La estrategia esperanza» nos permitirá transitar de nuevo hacia un sistema productivo que requiere desmontar que es no es justo solo la obtención de ganancias para un solo sector; se requiere que las personas estén auto-posicionadas como ciudadanaspor locual  en este tiempo el punto de partida es tomar en cuenta que «al deshumanizar» a las personas  mediante el clientelismo, se han«deshumanizado»las instituciones.
Por lo tanto, «la estrategia esperanza», debe valorar las interdependencias sin deslegitimar la participación de todas y todos; y permitir el reconocimiento de las imperfecciones que se han tenido al edificar y diseñar nuestra democracia y, lo más importante, a negociar los distintos sectores sobrelas incertidumbres que, en este caso, nos ha provocado el Covid19; o más bien, que esta situación a develado.
Nos recuerdaSirley Dos Santos que la humanidad ha tenido fragmentos de esta estrategia en distintos momentos. ¡Sí, hemos tenido etapas de esperanzas! Una de las más loables fue hace un siglo, cuando mujeres de todas partes del mundo se unieron en REDES para alcanzar sus derechos civiles y políticos, a través del sufragismo. Fue tan esperanzadora esta estrategia implementada por «Ellas» y por las «Otras», que inspiró las conquistas del pacifista Mohandas Karamchand Gandhi (Mahatma Gandhi).

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