Con bombos y platillos a través de los medios de comunicación nos llega la noticia de que el Señor Presidente, Lic. Danilo Medina, en un acto masivo con la presencia de casi todos los ministros y titulares de diferentes organismos e instituciones de su gobierno, juramentó en el Pabellón de Volibol del COJPD unos 1,442 servidores públicos integrantes de 206 Comisiones Éticas “para llevar a la administración en una dirección donde su comportamiento la legitime frente a la sociedad, ante el revés de las veedurías ciudadanas iniciadas en 2014, a dos años de su primer gobierno.
En ese entonces las Comisiones de Veedurías fueron recibidas en el Palacio Nacional en un ambiente sereno, distendido, no populista, estando integradas por selectos núcleos de ciudadanos de la sociedad civil, celosamente seleccionados, identificados con la necesidad de colaborar y con su apoyo darle mayor transparencia y eficacia a los procesos de compras y contrataciones, siendo auxiliadas los veedores por expertos independientes contratados por el Banco Mundial, dándoles la bienvenida el Ministro de la Presidencia, Lic. Gustavo Montalvo, acompañado de la Directora General de Compras y Contrataciones de Obras y Servicios del Estado, Licda. Yocasta Guzmán, dada la importancia de integrar activamente la labor gubernativa personas de reconocida solvencia moral y ética, conscientes del área de riesgo que entraña el proceso de contratación y adjudicación de bienes y servicios “en la cual la ética debe ser cuidadosamente trabajada.”
Eran aquellos los días de vinos y rosas donde la popularidad del Presidente Medina traspasaba los limites de nuestra frontera y era aclamado y reconocido por encuestas locales como internacionales llegando a ser uno de los presidente de la regios que gozara de mayor simpatía y aceptación, hasta que el mosquito del mesianismo que envenena la sangre y obnubila el entendimiento humano (el Director de Ética e Integridad Gubernamental le bendice como “enviado de Dios”) le hace olvidar su sueño acariciado: descender las escalinatas del Palacio y ser recordado y abrazado por su pueblo con gratitud y reconocimiento.
Hoy suenan otras campanas. La mancha del escándalo Odebrecht, Punta Catalina y la campaña reeleccionista le persiguen; y la Marcha Verde acelera el paso de la Justicia que reclama una multitud indignada y enardecida contra el continuismo, la corrupción y la impunidad, pudiendo ser su llamado tan devastador como la tormenta Harvey.
Volviendo a las 206 “Comisiones Éticas” juramentadas por El Presidente Medina, ese invento parece más bien un acto de desesperación política. Una jugada mal pensada para distraer y contrarrestar el éxito de Movimiento Verde que debe seguir fortaleciéndose sin desviar su rumbo con cantos de sirena. Nunca serán ni podrán ser “un complemento de las veedurías” tal como estas fueron concebidas y estructuradas condenadas hoy a desaparecer, porque en nuestro país, al parecer, lo bueno no perdura. Un día se llegará a comprender que con la ética y la moral de los pueblos no se juega. Que la política es cosa muy seria.