La evasión  fiscal: Resistencia, ruptura de una cultura

La evasión  fiscal: Resistencia, ruptura de una cultura

Por Luis M. Sánchez D.
22 años de servicio ocupando diferentes posiciones en Aduanas, administrador en las cinco colecturías principales, entre otros cargos. Siendo inspector Residente de Haina Oriental, 1990-91, en una ocasión me visitaron dos buenos amigos a quienes les llamó la atención una frase de Abraham Lincoln que tenia colgada en la oficina, que decía: “Al dejar el cargo es posible que haya perdido muchos amigos, pero siempre me quedará uno: mi conciencia”.

La experiencia acumulada en una institución tan compleja por la arraigada cultura de evasión fiscal en el país, en donde hay que lidiar con tantos intereses, personas de estirpes y otras de mala calaña; defender el interés del Estado, cumplir con la Ley al margen de individualidades de esos grupos o sectores sociales, es una tarea agotadora, de estoicismo, vocación de servicio, que no todos los que ocupan un puesto público están en disposición de asumir.

Para el ciudadano común ser empleado o funcionario publico es sinónimo de corrupto, y las posiciones se alcanzan por méritos políticos partidistas, enllavismo, relaciones, parentesco o familiaridad, por lo que romper con esta práctica es y será una labor titánica de mucha responsabilidad, difícil de afrontar, y los osados que lo pretendan correrán las consecuencias: intrigas, malquerencias, denuncias temerarias e imprudentes y querellas mal fundadas.

Como bien expresa el dicho popular: “La clave del fracaso de un hombre es tratar de complacer a todo el mundo”. Una posición pública en un área tan sensible como las Aduanas, por más simple que sea la función el empleado está sometido en el día a día a tentaciones e intento de chantajes, que si este no tiene una formación mínima de integridad es muy posible que delinca, transgrediendo la ley y reglamento que norma la prestación del servicio.

Lo anterior explica el por qué diariamente se cancelan empleados, responsables de cometer actos reñidos con las buenas prácticas, la eficiencia que como entidad facilitadora del comercio internacional deben observar las Aduanas. Las ofertas, tratativas económicas, los sobornos son aceptados por empleados sin principios, carente de la ética en el desempeño, los que van a los puestos a servirse. Como es obvio se generan porque existe un corruptor que es quien obtiene los grandes beneficios que generan los ilícitos aduaneros.

Como ejemplo de lo que han sido tradición en las Aduanas, practicas contra la que en la presente gestión se está luchando, citando Cuentos de Política Criolla, L.D., Sto. Dgo., 1963, José Ml. López, Moralidad Social, el historiador Rodríguez Demorizi se refiere a un personaje que al ser nombrado Interventor (Colector) de Aduanas, en época de la ocupación norteamericana, al posicionarse expreso:  “Mi santa madre, tan honrada toda la vida, se enteró de mi designación y vino a felicitarme” –Aprovéchate hijo- con voz emocionada le dijo.  –Dios presenta pocas oportunidades en la vida.-  “Mamá, no  tema usted, el sueldo…” -¡Qué sueldo muchacho!  El sueldo es nada en comparación…-Hijo- replicó mi madre con dolorosa angustia, vas a volver a los días sin pan y a las noches sin luz.  Piensa en el porvenir, piensa en tus hijos…-

Como resultado de un examen internacional realizado en el año 2005 por el Grupo Grant Thornton, a nombre del Consorcio Internacional de Encargados Financieros Gubernamentales, en entrevistas a 50 oficiales de diferentes países, orientadas a determinar las principales causas sociales y culturales de la corrupción, los entrevistados respondieron: “En mi país la corrupción es en todos los niveles, político, económico e institucional, es un hecho cultural”.

Otros entrevistados respondieron que la mayor causa de la corrupción era “la indiferencia” o “la aceptación” por parte del sector público, oficiales, empleados, políticos, empresarios y el público en general, y justifican esta indiferencia en que el sistema judicial no castiga a los corruptos ni a los corruptores, resignándose los ciudadanos a aceptar la corrupción porque no ven manera factible de eliminarla o reducirla, termina la cita.

Entre las respuestas atribuidas a causas políticas que generan corrupción, contestaron:  Otro dijo: “La mayoría de líderes políticos viven con la corrupción porque corren el riesgo de perder adeptos si hablan en contra de ella”.

Romper con esta distorsión que limita las posibilidades del Estado para  satisfacer necesidades básicas de los ciudadanos, se requiere de acciones enérgicas no limitada meramente al área tributaria aduanera. Políticas que tiendan a educar, transparentar el sector público, tarea que debe ser un también del sector privado, lideres políticos, de la sociedad en su conjunto.

La sistematización, despersonificación del despacho de  mercancías desarrollado en Aduanas con la asistencia técnica y financiera del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) a partir del año 1991, permitió mejoras significativas en el servicio, pero en el tiempo no tuvieron la consistencia, seguimiento institucional por la falta de continuidad en el Estado, no obstante marcó el inicio de la innovación con el uso de la tecnología informática, dado el acelerado crecimiento del comercio internacional que demanda mas agilidad.

Echar a caminar, poner en práctica el sistema de cómputos en Aduanas,  generó resistencias internas y externas a la institución, que aun persisten en menor medida entre personas que pretenden seguir comprando expedientes de declaraciones y voluntades, contra este lastre es que se está luchando. La verdad es que el modo de gestión tradicional y burocrática de Aduanas favoreció el surgimiento de rentables negocios que han acumulado fortunas incalculables a costa de la deficiencia en el servicio público.

La repercusión de ese choque traumático para empleados y usuarios acostumbrados a beneficiarse de la discrecionalidad e informalidad en los trámites aduaneros. En Puerto Plata por ejemplo, en 1993 al implementarse el referido sistema, la oposición y resistencia fue tal que motivo la cancelación de 70 empleados de Aduanas y APORDOM, incluyendo los ejecutivos principales, quienes paralizaron el puerto por tres días, rompieron oficinas, vehículos y hasta agresiones físicas, todo esto con el apoyo de intereses y personas que pretendían seguir pescando en río revuelto,

Lo que represento para la DGA este gran esfuerzo de profesionales nacionales y extranjeros auspiciado por el referido organismo internacional, retrocedió con la designación de una señora como Directora General de Aduanas, la que tiro por la borda los avances logrados, cancelando los técnicos responsables de motorizar los cambios que en ese momento se ejecutaban. Otros, como el suscrito, renunciamos el mismo día de la toma de posesión de esta.

Esa gestión con el apoyo político del Gobierno de turno sumergió la institución en un desorden generalizado, repartiendo como botín de guerra los puestos de Colectores en función de intereses particulares, y después de nueve meses de una penosa administración, ya que institucionalizo las malas practicas, que generaron una evasión de RD$1,144,000,000.00, mal cuantificada por la Contraloría. Digo esto porque solamente en el renglón de vehículos, en 89,000 casos registrados la evasión alcanzo RD$983,000,000.00, de manera que este fraude pudo haber superado los RD$ 3,000,000,000.00

Al asumir la presente Administración, después de delinear postulados de lo que sería una nueva gestión en Aduanas, luego de 6 años fuera del servicio, había renunciado nueva vez en octubre, 1998, por razones personales y familiares, me inspiró la idea de trabajar por una reforma integral del sistema aduanero nacional, propuesta de Miguel al equipo que hoy dirige a Aduanas: empeñar esfuerzos para transformar la institución, mejor de la calidad de los servicios, alcanzar las metas presupuestarias, lograr el adecentamiento de la imagen y el crédito nacional e internacional que deben proyectar las Aduanas. 

Este propósito al inicio todavía el país sumergido en la desesperanza y descrédito, después de una gestión de gobierno catastrófica, que en la administración  Aduanera dejo toda una secuela de vicios. La Aduana en la presente coyuntura está abocada a transparentar sus procesos acorde con las mejores prácticas del comercio, teniendo como reto enfrentar los ilícitos aduaneros en sus diferentes manifestaciones, sometiendo los responsables de hechos punibles para que paguen en justicia las sanciones prevista en la ley.

Como consecuencias de esta línea de trabajo responsable, firme y coherente puesta en práctica en Aduanas, en las últimas semanas han proliferado una serie de demandas temerarias y recursos de amparo infundados, pretendiendo sorprender y confundir a la justicia con tecnicismos jurídicos sus desafueros, dándose a la tarea los defensores de estas causas indignas, intentar mancillar reputaciones, desmeritando un trabajo serio fundamentado en la Ley.

Los ataques acostumbrados no amedrentarán las acciones profilácticas en Aduanas, tampoco las sutilezas que utilizan a nivel de los medios de opinión con alusiones personales, desfigurando los hechos, expresando con esto su falta de argumentos. Desdice la entereza de los que imbuidos de una “honestidad pública a toda prueba” sucumben ante el poder del dinero y la influencia corruptora.

A los que pretenden el malsano propósito de que claudiquemos con infundíos y amenazas que manifiestan por todos los medios para amilanarnos, transcribo  la reflexión que me enviara una persona amiga y distinguida por su historial de vida: “Cuando de ti se diga algo negativo, no te detengas a dar explicaciones, porque tus enemigos no te creerán y tus amigos no las necesitan”.

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