La existencia de Dios

La existencia de Dios

SAMUEL SANTANA
Existen varias fuentes a las que acuden los teólogos para demostrar la existencia de Dios. La primera de esas fuentes es las Sagradas Escrituras, fuente inspiracional y de orientación de las principales religiones del mundo, entre ellas el cristianismo y el judaísmo.

En la Biblia es donde se encuentra los detalles más grande sobre el carácter, la personalidad y las acciones de Dios.

El hecho que más llama la atención es que en el texto sagrado la existencia del Creador se da como un hecho incuestionable. No aparece un solo de los personajes bíblicos haciendo pregunta complicada ni sencilla sobre el Todopoderoso. Todos asumen a Dios como una realidad natural.

En el primer libro de la Biblia, Génesis, a Dios se lo presenta como el Creador. No se empieza con un tratado introductorio sobre quién es Dios, de dónde viene, para dónde va ni cuál será su destino final. Simplemente afirma que “en el principio creo Dios los cielos y la tierra”.

Aún más, los patriarcas, los profetas, los jueces, los sacerdotes y hasta la gente humilde del pueblo judío hablaban de Dios como alguien a quien conocían satisfactoriamente.

Jehová Rafa, Jehová Nissi, Jehová Jireh eran parte de los nombres usados para referirse a él y que revelaban parte de su carácter y de su poder.

El gran teólogo Louis Berkhof dice que una de las razones por las cuales el hombre debe estudiar las Sagradas Escrituras es porque ellas contienen la revelación de lo que es Dios.

Aunque los hechos de la Biblia se limitan a la relación del Creador con un pueblo, los judíos, cada detalle de esa relación pone de manifiesto el pensamiento de Dios para la humanidad y el poder que tiene en si mismo para gobernar al universo.

El otro medio revelador de la existencia de Dios es la misma creación. Los teólogos nos muestran, hasta donde le es posible, la magnitud del universo para indicar que el mismo funciona con un orden que obligatoriamente lleva a pensar que debió haber un diseñador. Este es el argumento teleológico.

Plantean que el orden que hay en la naturaleza y en el

mundo no es el resultado del ´´fortuito confluir de los átomos, sino que hubo una mente brillante y poderosa que le dio forma a todo.

La condición del hombre mismo es fuente indicadora de la existencia de Dios. Anselmo, Descartes, Samuel Clarke, entre otros pensadores, han definido esto como la prueba ontológica y pertenece al razonamiento.

Durante toda su carrera en el planeta tierra, los seres humanos han tenido la creencia en una fuerza poderosa que no solamente lo dirige todo, sino que exige cumplir con normas y reglas.

A esta percepción se le llama conciencia, la cual pone frontera entre lo bueno y lo malo.

El sentido de religión ha estado presente en la mente del hombre desde los orígenes de la humanidad. Es difícil encontrar alguna civilización en el mundo sin religión.

La creencia entre los investigadores religiosos es que el

Creador implantó en el hombre esa necesidad espiritual con el propósito de establecer vínculo con él.

La realidad histórica indica que es más fácil demostrar la existencia de Dios que tratar de encontrar razonamientos, argumentos y pruebas que digan lo contrario. Es una tarea tan difícil, que resulta imposible.

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