La experiencia de una amante del café

La experiencia de una amante del café

Un buen café es uno de los placeres que disfrutan los amantes de esta singular bebida. Con solo olerlo saben si está bueno o malo, si está bien colado, si lo dejaron hervir, si está recalentado, si está viejo, en fin una serie de características que solo un bebedor de café puede detectar con el primer sorbo.
Los tiempos han vuelto más exigentes a los “coffee lover” o amantes del café, quienes siempre prefieren disfrutar de su “negrito”, esperando que este cumpla con las características de un buen café con aroma, cuerpo, acidez y sabor, bondades que un bebedor de café espera en cada trago encontrarlo todo.
Una amante del café es Yubelkys Mejía quien tuvo su relación con “el negrito”, como ella llama a su café, a muy temprana edad cuando iba de vacaciones de verano al campo de su madre en Comedero Abajo, Fantino, en la provincia Sánchez Ramírez.
En casa de la abuela materna Carlita, -quien colaba el café en el fogón y en el método tradicional de colador de tela-, inició esta relación. Primero la abuela colaba el de los adultos y una segunda colada con el mismo polvo que quedaba más claro, era para los nietos.
El café que la abuela le brindaba a ella y a sus primos, se convirtió en un brindis de dos momentos; específicamente en la mañana y después del almuerzo. Desde entonces a Yubelkys se le quedó en la memoria ese sabor que para ella debe ser fuerte en el tostado medio quemado el grano, “así le gusta”, pero a la vez debe quedar claro.
“En verdad por esa memoria gustativa con el café -si se podría llamar así-, es un poco complicado cómo me gusta el café, es que quiero encontrar siempre el sabor del café que me daba la abuela”, apunta Mejía.
Para su buena suerte y el de los amantes del café, dice que “ahora en el mercado hay muy buenos cafés que tienen esas notas que busco en sabor, fuerza y dulzura a la vez. No me gusta el café aguado y no me gusta muy fuerte, debe tener un equilibrio”.
Además de todo lo que implica el sabor del café a esta periodista de profesión le gusta tomarse su café en tazas hermosas que inviten a probarlo. En su colección, tiene además grecas de diferentes tamaños y diseño y otros métodos para extraer café, prensa francesa, V60 y máquina de café expreso.
Toma café en tazas bonitas. Aunque no se considera coleccionista de tazas, sin embargo, tiene más de 100 que van desde tazas pequeñas hasta pozuelos grandes. “Todos los que me conocen saben que me gusta tomar café en tazas bonitas, por eso me regalan tazas y muchas vienen acompañadas de un paquete de café, el año pasado no compre café porque todos los amigos que viajaron me trajeron café. Ya he probado café de Japón, Estados Unidos, Dubai, Berlín, Italia, Costa Rica, Haití; Brasil, España… una locura, no compré ni una libra de café en el 2016”.
Su amor por “el negrito” va más allá, así que fue tras sus pasos y aprendió a prepararlo de manera profesional. Para los fines, realizó un curso para formarse como Barista en la escuela de A&B Master, en el cual aprendió método de colado de café expreso, “El arte del latte” o arte del café con leche; cultura general del café y todo lo que implica este mundo.
“De verdad que me gusta el café y quería saber todo sobre él por eso no me paro, leo, investigo y estoy pendiente del mercado y qué pasa en el mundo en torno al café. También, hice curso de cata de café, colado en diferentes métodos y Arte del Latte y colado de expresso”.
Su experiencia en otros países. Su experiencia y búsqueda del café incluye viajes donde hay café en el país, por eso, ha visitado diferentes fincas y procesadoras de café. Este año viajó al mismo centro donde se respira café, al Eje Cafetero de Colombia, donde afirma está el Paisaje Cultural Cafetero.
“Este viaje fue una experiencia única la cual espero repetir para volver a estar en contacto con todo el proceso del café”, dijo.

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