La expulsión de la pesadilla blanca

La expulsión de la pesadilla blanca

Faltando diez días para las elecciones presidenciales, la ciudadanía ha mantenido una firme resolución cívica, de que por todos los medios democráticos, debe desprenderse de la pesadilla blanca que ha destruido la economía nacional y envilecido a miles de dominicanos en base al chantaje, promesas y dádivas del dinero del erario público a nombre de buscar un respaldo, que desde abril del 2001, se le comenzaba a negar.

Y es que desde abril del 2001 ya la ciudadanía se dio cuenta de la desafortunada administración que le había tocado al país, con el PRD y su fuerza colateral del PPH, que enseñaron las uñas desde esa fecha tan lejana, que a finales de su mandato, el país se ha empobrecido, ha habido un despilfarro de recursos y las instituciones se encuentran sumidas en un caos donde les falta de todo. Las amenazas y presiones, han sido la constante para sostener que las empresas les continúen suministrando bienes y servicios, y los bancos, dólares, a una administración incumplidora de sus compromisos, pues en caso contrario, les harían caer una oleada de autoridades fiscales para investigar a quienes no cooperen con los planes del reeleccionismo, de no querer suministrarles bienes y servicios, sin que les paguen los mismos, o dólares para cubrir los compromisos con los bonos..

Uno de los actos finales del envilecimiento a la pobre población dominicana, fue el cometido con los motoristas, que dan un servicio inseguro y se les ha oficializado su derecho a matar pro la inexistencia de un sistema eficaz de transporte. Ahora se prometieron motores para su trabajo, pero con la condición de que se les entregarían después del 16 de mayo, si el presidente Mejía resultase reelecto. Así se ha continuado con el uso descarado de los recursos del Estado para asegurarse una supuesta avalancha de votos entre los motoristas que supuestamente recibirían unos motores, que pese a haberse anunciado un concurso, se obvió tal procedimiento, y antes de conocer las propuestas, ya había un suplidor a quien de seguro se le ha comprometido para que sea generoso con la reelección rechazada mayoritariamente por el país.

El hecho de que el país se haya contagiado con el lema «e pa fuera que van» revela el sentir nacional de rechazar la reelección de un presidente a quien se le señala como el culpable del empobrecimiento generalizado de la población, destruyendo a la clase media y hundiendo a los pobres en su estado de miseria, pero a quienes se recurre por ser la masa mayoritaria, como los españoles con los indígenas cambiando espejos por oro; ahora con promesas de los tiempos buenos y engatusándolos con suministros de materiales de construcción para rehacer sus viviendas, legalizando sus condiciones de invasores de terrenos privados o del Estado, o simplemente dándoles dinero y ron para que acudan a los raquíticos mitines que realiza el PRD en los pueblos, que por su escasa concurrencia, un otrora aspirante presidencial, llegó en su vehículo hasta la tribuna, sin tener que tocar mucha bocina.

Las encuestas realizadas por firmas respetadas, continúan mostrando un índice de apoyo mayoritario al doctor Leonel Fernández candidato del PLD, confirma la decisión firme que tienen el ciudadano y la ciudadana de que es necesario desprenderse de esta plaga blanca que todo lo ha manchado. Hasta las Fuerzas Armadas se han visto conmovidas por que el presidente Mejía, en sus afanes reeleccionistas, ha llevado la política hasta los cuarteles, comprometiendo de las más diversas formas a la oficialidad de alto rango, elevándolo a mayor jerarquía, de manera que se forme un cisma interno que aporta un disgusto soterrado de quienes creyeron que la carrera militar era parte del orgullo ciudadano de servirles al país pero no para servirse del mismo.

En la recta final de la campaña, salpicada por insultos viles al favorito de la ciudadanía para que sea el presidente del 2004 al 2008, los perredeístas reeleccionistas, se estremecen ante la certeza que realmente serán desalojados del poder el 16 de agosto. Desde ya el PPH acaricia los más variados planes de locura para pretender arrebatar lo que el pueblo va a decidir el próximo domingo 16, ellos están convencidos que así como han violado sus palabras de las más diversas maneras, por lo que aspiran a quedarse con el uso de malas artes, y que a los pocos días, la población se olvidaría del asunto, dándolo como un hecho consumado.

Con relación a lo anterior, el pueblo no es masoquista, ni quiere suicidarse colectivamente con una nueva administración perredeísta y pepehachista. Y si alguien osara soñar con alteraciones inconstitucionales, se vería enfrentado a un valladar ciudadano de quienes solo pretenden sanear el país, rescatarlo de su miseria provocada por el PRD y llevarlo de nuevo a los índices de paz y confianza que se vivían y se disfrutaban antes del 16 de agosto del 2000.

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