WASHINGTON (AP).– Si el petróleo venezolano fuese retirado del mercado mundial, en seis meses los precios del crudo subirían 11 dólares por barril y se reduciría el producto bruto interno de Estados Unidos en unos 23.000 millones de dólares, dijo ayer, jueves, el presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado, Richard Lugar.

«Todavía más estremecedor es la posibilidad de que el gobierno venezolano pueda cumplir con su amenaza de cerrar todas las refinerías que posee en Estados Unidos a través de CITGO’’, comentó Lugar dando a conocer parte del borrador de un estudio hecho por una oficina legislativa sobre esa eventualidad.

Lugar solicitó el informe hace más 18 meses a la General Accountability Office (GAO), la oficina especializada del Congreso que realiza investigaciones solamente a pedido de los legisladores sobre los temas más variados del debate político estadounidense. Hablando en la introducción de una audiencia sobre la seguridad energética en el contexto de las relaciones de Estados Unidos con América Latina, Lugar dijo que el estudio de la GAO, que será publicado en breve, señala que aún sin un corte del abastecimiento la producción de petróleo en Venezuela «enfrenta graves retos’’.

«El estudio hace notar un severo deterioro en la capacidad de Venezuela de cumplir sus propias metas de producción en el futuro inmediato’’, dijo Lugar. «Esto es así porque la industria petrolera venezolana ha permitido el deterioro de su habilidad técnica y gerencial, y no ha invertido lo suficiente en el mantenimiento de sus campos petroleros’’.

Lugar invitó a la audiencia como deponentes a los senadores Larry E. Craig y Ken Salazar, del Comité de Energía, para expresar sus puntos de vista, así como a varios expertos entre ellos Domingo Cavallo, ex ministro argentino de Economía y Luis E. Giusti, ex presidente de la corporación estatal venezolana PDVSA.

Craig dijo que ciertos acontecimientos recientes ocurridos en Latinoamérica «no son coincidentes con los intereses energéticos, económicos o de seguridad nacional de Estados Unidos’’, y consideró como «preocupante’’ la nacionalización de industrias en algunos países.

Salazar declaró que estaba «preocupado por la horrible realidad’’ de cómo Estados Unidos ha caído en una crisis de dependencia energética con una población que sólo es el 3% del mundo pero que consume el 25% de su producción de energía.

Lugar, Craig y Salazar son los promotores de un proyecto al que han llamado «Ley de la diplomacia y seguridad para la energía’’, que el Senado debatirá en los próximos días en busca de, según Craig, «un cambio en la política general hacia Latinoamérica’’.

Venezuela es el cuarto abastecedor de petróleo de Estados Unidos cubriendo un 15% de la demanda interna, después de Canadá, Arabia Saudí y México.

«México ha sido siempre una fuente confiable’’, dijo Lugar.

Una de las sugerencias del estudio de la GAO «refuerza la urgente necesidad’’ de que Estados Unidos deje de confiar en «productores volátiles y algunas veces hostiles’’, agregó.

La GAO, según Lugar, asegura que funcionarios del gobierno del presidente George W. Bush le han manifestado que «carecen de planes específicos de contingencia para una potencial pérdida del petróleo venezolano’’.

Ante una situación de esa naturaleza, Estados Unidos tendría que confiar únicamente en su Reserva Estratégica de Petróleo y en sus gestiones diplomáticas para convencer a los países productores que incrementen su producción, agregó.

La posibilidad de un corte del petróleo venezolano por Chávez fue la preocupación constante de la audiencia.

El senador Bill Nelson, de la Florida, le preguntó a Giusti que dijera «en qué momento’’ Chávez podría tomar esa decisión.

«No creo que eso ocurra en el futuro inmediato’’, le contestó Giusti. «Uno de los grandes problemas para Chávez es que no tiene un destino alternativo para su crudo’’.