La falta de credibilidad

La falta de credibilidad

Tengo un gran amigo extranjero que decidió hace ya buen tiempo radicarse en el país. Resulta que por esas cosas truculentas que suelen ocurrir en nuestra sociedad, fue sometido injustamente a la acción de la justicia.

Desesperada tanto por la libertad de su ser querido como por la demostración de su inocencia, su familia de allá recibió la recomendación de un “súper” abogado de aquí.

Bajo el concepto de “defensa técnica” se hizo la entrega de 14 de un total de 20 mil dólares, que sería la suma total para resarcir la honra mancillada y la capacidad de movilidad como residente sin trabas en la sociedad.

Sin embargo, tan pronto el dinero cayó en sus manos, el jurista se despareció como por arte de magia. Desde entonces no ha dado la cara ni le recibe llamadas telefónicas a la familia.

Pero no estamos hablando de un abogado de esos que andan por ahí ganándose la vida a duras penas, sin mucho nombre y sin apellidos largos.

Le estoy hablando de una figura nacional. De alguien de influencia y de mucho poder, incluyendo la esfera política dentro de un gran partido.

Éste y otros tantos casos, es la indicación de que vivimos en un país en donde es cada vez más débil lo que es la honorabilidad, la seriedad, la honestidad, la transparencia, la responsabilidad de carácter y el poder de la palabra empeñada.

Nos estamos acostumbrando a ver como estos conceptos ruedan por el suelo sin remordimientos ni preocupación.

Definitivamente, en la medida que el tiempo pasa encontramos menos cosas en las que creer.

El daño que produce acciones como esta afecta nuestra imagen de nación y nos coloca en una posición de desconfianza y de temor aquí y fuera.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas