La falta de ética en la política

La falta de ética en la política

En la contraportada de su obra “Ética en la Política”, el profesor Dr. José Silié Gatón, nos dice: “Ha llegado el momento de que la nación estimule con mayor ahínco la práctica de la virtud, contando con el apoyo de los partidos políticos, porque como organización democrática, son ámbitos donde mejor y con mayor potencialidad se puede encender la llama de la dignidad, con miras a preservar el propósito de hacer una sociedad mejor, porque vaya atesorando virtudes.” Y señala: “La importancia vital de hacer valer la moral en las sociedades, es un compromiso compartido entre toda la ciudadanía y enfáticamente con los partidos políticos, entre quienes se encuentra los líderes y dirigentes de multitudes, comprometidos con la conquista del enriquecimiento moral del capital humano.”
No pocos de los que conducen y han conducido el destino de la nación y de nuestro pueblo, al leer estos párrafos que enaltece a los partidos políticos en su misión y conformación democrática, verán lo escrito como mero eufemismo de un hombre cargado de ilusiones y bondades que quisiera negar esta otra realidad inconmovible que nos golpea cuando confiesa:“Y es que estoy convencido de que no hay partidos creados con fines arbitrarios o inadaptados a la realidad democrática, sino organizaciones políticas empíricas poco entrenadas en lo que son la libertad, la justicia, la equidad, el derecho.” Valores éticos que motivan su obra, menospreciados por “la pasión de mandar” y el afán de poder y riqueza.
Ciertamente la ética, la moral y la dignidad atribuida a los partidos políticos no dejan de ser un mito. La praxis de sus líderes, dirigentes y militancia política, empotrados en el poder, da la espalda a esos valores y a los intereses de la nación, marcados por hechos irrefutables: 1.Ladesvalorización y violaciónpermanente de la igualdad, dignidad y respeto a los derechos humanos propios de la democracia, que pone en vilo la legitimidad de unas elecciones cargada de hipocresía. 2. El descredito de los poderes del Estado, viciados por la rampante corrupción e impunidad absoluta que actúa de cara al sol sin consecuencias; incluyendo municipalidades, autoridades militares y policiales, el patrimonialismo y clientelismo del gobierno. 3. Mientras el país acusa un crecimiento económico notable, solo unos cuantos favorecidos se enriquecen y hacen galas de su fortuna mal habida;prevaleciendo los altos niveles de endeudamiento público, de pobreza y miseria generalizadas, marginación de la población, deficiencias y precariedades de servicios públicos vitales: salud, educación, vivienda, seguridad social y ciudadana, incremento de la delincuencia y el narcotráfico, todos esos y otros males que sacuden al país, determinan que grandes mayorías en su desamparo busquen “visas para un sueño” conminados a abandonar al país de sus amores y, los más temerarios, con mujeres y prole a cuesta, arriesgan sus vidas atravesandoen barcazas el ancho y peligroso mar de las Antillas¡Y así no puede ser!
El cambio se impone. Pero en la actual panorámica no se vislumbra la opción para el verdadero cambio.

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