Cuando se producen acontecimientos de carácter atmosférico como el de la semana pasada, dejando a su paso situaciones que lamentar, sobre todo por la pérdida de vidas humanas, muchas personas escriben y hablan del tema. Pero al pasar el tiempo, porque la vida continúa su agitado curso, como decía Rodriguito, existe la tendencia de ocuparnos de lo cotidiano, dejando de lado lo que aconteció. Pero, aunque debemos ser positivos, hay que ponderar aspectos que se han venido arrastrando a lo largo del tiempo, que no se han resaltado y que de alguna manera han tenido efectos negativos.
Uno de esos aspectos se refiere a la altura de calles y contenes en determinadas zonas de la ciudad, que provocan inundaciones en viviendas, penetrando en las casas y patios. Causando situaciones difíciles, sobre todo, cuando esas viviendas están habitadas por personas de avanzada edad o con niños.
No es mi interés criticar acciones pasadas, sino que, tomando como punto de partida que el presidente Abinader está adoptando medidas que conllevan estudios y recomendaciones para evitar futuras posibles complicaciones ante aguaceros similares, puedan ser tomadas en cuenta.
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Tampoco es mi intención poner en dudas acciones de autoridades o Gobiernos pasados actuantes. Porque probablemente en el momento en que se realizaron algunas de esas construcciones o arreglos, fueron aplaudidas por los habitantes de las zonas o fueron producto de reclamos de la comunidad. Me refiero a que, probablemente los contratistas o los funcionarios, a la hora de poner las capas sobre capas de asfalto o construir los contenes, no tomaron en cuenta la altura o nivel original de las viviendas.
Capas sobre capas de asfalto, que indudablemente han tenido altos costos y que a la vez han sido producto de reclamos ciudadanos, están provocando grandes problemas. Eso lo vimos o padecimos con inundaciones increíbles. Me refiero a la zona de Gascue, Ensanche Lugo y otras zonas de la Capital.
Sin ser experto en esta materia, pero sí buen observador y con muchos años en los hombros, desde que llegué a la Capital me di cuenta de que innumerables casas en esta zona, para alguien entrar en ellas, debe subir escalones en el frente. O sea, que hay que subir tres o cuatro escalones por encima de lo que se denomina el rasante del diseño original. Sin embargo, hay muchas casas del mismo lado o incluso en las aceras de enfrente, que fueron construidas y sus planos fueron aprobados, que al realizarse por años arreglos de las calles y se fueron asfaltando, han quedado muy por debajo del rasante original. Provocando que el desborde de las aguas por encima de los contenes penetre en las viviendas.
Como expresé que no soy experto, pero sí observador y además con el privilegio de contar con un espacio en este importante medio, aprovecho para sugerirle al amigo presidente Abinader y a la querida alcaldesa del Distrito Nacional, Carolina Mejía, que integren equipos de estudios con expertos para que sugieran la forma o manera de ir corrigiendo esos males arrastrados por años. Sé que no es cosa fácil, pero si sé que tienen voluntad de resolverlos.