¿La fama ayuda o perjudica a un acusado?

¿La fama ayuda o perjudica a un acusado?

LOS ANGELES.- Michael Jackson fue declarado no culpable. También el actor Robert Blake. Y la estrella del basquetbol Kobe Bryant. Y antes de todos ellos, O.J. Simpson.

Los hechos, las acusaciones, los abogados y la confiabilidad de los testigos fueron bastante diferentes en cada caso. Pero la absolución de Jackson de todas las acusaciones en su contra ha provocado un debate una vez más entre el público y en los círculos legales sobre qué papel juega la celebridad en el sistema de justicia criminal.

Quizá, como afirmaron algunos abogados defensores y simpatizantes de Jackson, fiscales excesivamente ambiciosos van tras el inocente o presentan casos excesivamente débiles, lo cual los jurados detectan fácilmente. Decidir el destino de una celebridad bajo intenso escrutinio de los medios pudiera ejercer tanta presión que los jurados simplemente elevan el estándar para los fiscales.

Al final, las opiniones de la gente sobre si las celebridades reciben un trato favorable o no reciben un trato justo inevitablemente depende de qué lado del pasillo se sienten.

«Mi opinión sobre el fallo es que la mayoría de las celebridades tienen mayores problemas para establecer su inocencia», dijo Robert Morvillo, quien defendió a Martha Stewart.

Marcia Clark, quien infructuosamente procesó a O.J. Simpson y escribirá una columna para la revista de próxima aparición Justice, tuvo la opinión contraria. «El caso se vuelve más serio y por ello más importante», dijo, «el estándar de pruebas se eleva». Al final, «la culpabilidad más allá de toda duda razonable» se convierte en culpabilidad «más allá de toda duda posible» en la mente de los jurados.

Las celebridades, por supuesto, no disfrutan de inmunidad absoluta. Winona Ryder fue declarada culpable de ratería en tiendas; Stewart fue a la cárcel bajo el cargo de que engañó a investigadores sobre una venta de acciones.

Sin embargo, los jurados quizá estén más dispuestos que en el pasado a simpatizar con las celebridades, ya que la vida de los famosos ha sido tema de artículos y ha sido televisada y analizada cada vez más en los últimos años.

«En las últimas dos décadas, la industria que alimenta, celebra y desecha la celebridad ha florecido», dijo Martin Kaplan, director del Centro Norman Lear de la Escuela Annenberg de Comunicación en la Universidad del Sur de California. Eso significa que la gente en todo el país está más familiarizada con los altibajos de la vida de las celebridades.

«Nadie está ya en la posición de un fanático ingenuo», continuó. «Todos hemos sido llevados detrás de la cortina, todos sabemos de los publicistas, chantajistas, cortejos, comitivas malvadas, amigos traicioneros, niñeras que venden los secretos de sus patrones y amas de llaves que capitalizan con este material».

Morvillo especuló que los jurados en California quizá simpaticen particularmente con las celebridades. «Quizá es porque viven con celebridades; 95 por ciento de las celebridades viven en California», dijo. «El resto de los estados norteamericanos tiene el 5 por ciento. Dakota del Norte ninguna».

Después del veredicto de Jackson, los jurados dijeron que el caso, que se basó en cargos de que Jackson molestó sexualmente a un niño, atosigó al niño con alcohol y luego conspiró para cometer rapto infantil, falso encarcelamiento y extorsión, se desmoronó porque los testigos clave de la fiscalía no fueron creíbles. No se desmoronó, dijeron, porque Jackson fuera un ícono pop.

«Aun cuando sea una superestrella, es humano», dijo un jurado a los reporteros en el tribunal en Santa María después de que se anunció el veredicto.

Los jurados parecieron descartar a la madre del acusador como alguien que trató de extorsionar dinero. Suscribieron el argumento del equipo de la defensa de que ella no era de fiar, que la fama y fortuna de Jackson le habían convertido en blanco de alguien poco escrupuloso.

Dijeron que no permitieron que los distrajera la celebridad de Jackson; una declaración que la gente que estudió a los jurados dice que probablemente es bien intencionada y errónea, dijo Phoebe Ellsworth, profesora de derecho y sicología en la Universidad de Michigan.

«Hay investigación sobre la evidencia inadmisible, que es otra cosa que se pide a los jurados que descarten», dijo Ellsworth. «Realmente no son muy buenos en ello. De manera que si se filtra que el acusado tiene un historial criminal y el juez dice: «Jurado, es inadecuado que consideren esto, saquenlo de su mente’, tratarán de hacerlo. Pero en estudios experimentales, se demuestra que no obstante los jurados» tienen más probabilidad de votar por la culpabilidad.

Pero si los jurados vieron la fama de Jackson de manera favorable o no es poco claro. Algunas celebridades tienen una buena reputación, otras no, dijo Robert Shapiro, quien ayudó a defender a O.J. Simpson y quien es socio de Christensen, Miller, Fink, Jacobs, Glaser, Weil and Shapiro.

«Mike Tyson es una celebridad que sería un acusado impopular», dijo. «Martha Stewart oscila en las dos direcciones, hay personas que la veneran» y personas a quienes no les gusta, dijo.

Como ve Shapiro los casos de celebridades, los jurados son la última posibilidad de los acusados de recibir un trato justo, porque los fiscales tienen más probabilidad de enjuiciar a los famosos con celo excesivo.

«En el caso de Michael Jackson, no hay probabilidad de que algún fiscal hubiera pasado todo este tiempo investigando lo que son alegatos indulgentes», si el acusado no fuera una superestrella, dijo Shapiro.

Eso plantea la cuestión de qué sucedería si el acusado en un juicio célebre no fuera una celebridad; y ahí, también, las respuestas dependen de si se pregunta a un fiscal o a un abogado defensor. Los fiscales sostienen que los acusados que no son celebridades son sentenciados más rápidamente, y los defensores responden que quienes no son celebridades tienen menos probabilidad de ser blanco de la fiscalía en primer lugar.

Pero lo que distingue más a los acusados célebres de sus contrapartes menos famosos, dijo Blair Berk, una abogada de Los Angeles que ha defendido a varias celebridades de Hollywood, es la riqueza.

«La calidad de la justicia que alguien como Michael Jackson recibe gira únicamente en torno al dinero», dijo. «Tener un abogado que no sólo demande un juicio justo sino que tenga los recursos para garantizarlo se ha vuelto algo preciado en Estados Unidos. Realmente, y desafortunadamente, ahora tenemos dos sistemas de justicia, pero no tiene nada que ver con cuán famoso se es».

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