La fama poco saludable del huevo y el tocino

La fama poco saludable del huevo y el tocino

Madrid. EFE. No es que el tocino sea, que no lo es, el enemigo público número uno… pero sí que ése es el trato que recibe desde muchos sectores. Desde el médico, desde luego: para los dietólogos el tocino es la encarnación de todos los males. Pero que hasta el diccionario lo trate mal… ¡qué ingratitud!

Porque lo trata mal. Díganme, en serio, si la definición que nuestro Diccionario de la Real Academia Española hace del tocino es elogiosa o, mucho menos, apetitosa: “Panículo adiposo, muy desarrollado, de ciertos mamíferos, especialmente el cerdo”. Ya me dirán si resulta apetecible un poco de “panículo adiposo” en el puchero, o frito con huevos en parecido estado. Con lo bueno que está el tocino…

Los asépticos anglosajones se lo desayunan en ese plato consistente en “eggs and bacon”. Para un latino, ése no es su lugar… porque, entre otras cosas, supone que el resto del día no se puede comer más huevos,  Pues hasta puede que sí, aunque cada vez se va sabiendo más de ese fantasma que recorre los países occidentales y llamamos hipercolesterolemia. Ahora parece que ni el huevo contiene tanto colesterol, ni las grasas del tocino son todas malignas.

 

 

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