La familia de Job

La familia de Job

Job es el libro más antiguo de la Biblia. Se trata de un patriarca que murió quince años antes de que los judíos fueran liberados de la opresión de Egipto.

Su padre fue Isacar, quien era hijo de Jacob.

Vivió su vida en Ur, un lugar ubicado al sur de Edom y al Oeste de Arabia.

La Palabra de Dios afirma que entre los orientales, él era el más grande. El doctor Dake estima su riqueza hoy en unos 790 mil dólares.

Era un hombre “perfecto, recto, temeroso de Dios y apartado del mal” (Job 1:1).

Su familia estaba compuesta por siete hijos varones, tres hembras y su esposa.

El primer capítulo de este libro resalta la gran preocupación que Job siempre tuvo por su familia.

A sus hijos les gustaba mucho compartir. Dice el texto sagrado que hacían banquetes en sus casas.

Según la costumbre de la época, ellos se reunían para celebrar ocasiones especiales en las que comían, bebían y conversaban sobre diversos asuntos.

Pero los ojos del viejo patriara siempre estaban atentos a todo lo que ocurría.

Cuando ellos terminaban sus encuentros, Job los reunía a todos.

Todo cuanto quería  era determinar el comportamiento de ellos.

Como padre, él averiguaba si habían cometido algún pecado contra Dios o alguna falta entre ellos. Se producía una rendición de cuentas.

Este hombre entendía que en sus prósperos negocios también tenía que estar incluido el testimonio y buen funcionamiento y ejemplo de su familia.

El no quería ser el tipo de individuo que anduviera por ahí exhibiendo grandes éxitos profesionales, económicos o como líder mientras su hogar era un puro desastre, con hijos inmersos en la delincuencia, en la violencia, en las drogas, en la prostitución o cualquier clase de desenfreno.

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