La familia Defilló Sanz (3)

La familia Defilló Sanz (3)

POR GRACIELA AZCÁRATE
Fernando Alberto Defilló: fundador de una familia dominicana. Un ex sacerdote católico, psicólogo social, teólogo y terapeuta de familias escribe en su libro «Historia de familia» que todas las familias tienen secretos, algunos bondadosos y otros oscuros. La familia tiene el misterioso poder de determinar las vida de sus miembros y está en la capacidad de estas, de correr el riesgo de conocerlos, de indagar y sobre todo de comprenderlos con piedad.

Una periodista e historiadora norteamericana ha publicado recientemente un libro producto de su investigación de doce años sobre la historia de Cuba y las consecuencias de 45 años de castrismo.

Una de las observaciones, en un libro de inestimable valor histórico, es que las consecuencias de la Guerra de Secesión o sea la guerra civil entre los Estados del Norte y el Sur en Norteamérica produjeron una debacle social, y sobre todo la destrucción de las familias, del concepto de fraternidad familiar y el vínculo protector. Esa comparación es válida para explicar la larga historia cubana de desgarros y desencuentros. En el caso de la historia familiar dominicana también sirve como fiel de la balanza y como punto de comparación. Otras contiendas fratricidas de esa mitad del siglo XIX, en América confirman la tesis de la investigadora social.

LAS PUGNAS DEL PODER Y SUS RESULTADOS

Cuando la familia Defilló Sanz me confió sus documentos y archivos, tuvo la gallardía de invocar un pasado que si bien era de conocimiento del entorno familiar íntimo había sido preservado de una sociedad que en ese entonces se debatía en los laberintos de las guerras entre baecistas y liberales, entre modernidad y atraso, y que sobre todo cargaba con las viejas costumbres de intolerancia de la Iglesia Católica.

Si la Guerra de Secesión desvinculó y destruyó las bases de la familia norteamericana, entre 1861 y 1865, en el sur la Guerra de la Triple Alianza destruyó las familias de Paraguay y en Argentina, por ejemplo, el enfrentamiento a sangre y fuego entre unitarios y federales cobró víctimas inocentes entre una joven de la aristocracia porteña y un cura tucumano. Camila O’Gorman, hija de de una acaudalada familia porteña, se enamoró sin remedio, de Uladislao Gutiérrez, un joven sacerdote tucumano, sobrino del Gobernador de la provincia de Tucumán y afecto al gobierno de Juan Manuel de Rosas. Su amor pudo más y transgredieron las reglas del juego impuestas por el poder de turno. Huyeron, se refugiaron en Corrientes, querían casarse, tener hijos y dedicarse a ser maestros de escuela. Sin embargo, los intereses de clase, de la Iglesia y el enfrentamiento político entre unitarios y federales hicieron que todo se trastocara. Fueron apresados, llevados a Buenos Aires y entre el padre de Camila O’Gorman, Juan Manuel de Rosas y la jerarquía de la Iglesia acordaron un castigo ejemplar. Fueron condenados y sin apelación fusilados dos días después. Ella tenía veinte años y estaba embarazada a término de Uladislao Gutiérrez, que tenía veintiséis.

LA FUERZA INEXORABLE DE LA HISTORIA

Tal vez esta historia refleje las fuerzas inexorables de la reacción de las familias argentinas en un momento exacerbado de la política y de los enfrentamientos de bandos contrarios.

También refleja cómo otras sociedades de ese tiempo eran más permisivas, tolerantes y sobre todo más humanas.

Cuando la familia Defilló me contó los orígenes de su ancestro: Fernando Alberto Defilló, un ramillete de pensamientos se asociaron y confluyeron: la investigación de la periodista norteamericana, la historia de las familias argentinas, el suicidio colectivo de los norteamericanos, cubanos y paraguayos.

Pensé, al escuchar a Leonora Dipp Defilló de Martínez, a Aurea Defilló y a Xiomara Saladín Defilló en esa «compasión» de la que habla Susan Sontag cuando reflexiona sobre grupos humanos en pugna, en la guerra, en las batallas de la belleza contrariada y en la intimidad de lo cotidiano.

John Bradshaw, un ex sacerdote católico, psicólogo social, teólogo y terapeuta de familias, escribe en su libro «Historia de familia» que todas las familias tienen secretos, algunos bondadosos y otros oscuros. La familia tiene el misterioso poder de determinar las vida de sus miembros y está en la capacidad de estas, de correr el riesgo de conocerlos, de indagar y sobre todo de comprenderlos con piedad.

LOS SILENCIOS DE LA SANGRE

Hay huecos y silencios cruciales donde la familia si es generosa, compasiva con sus mayores puede reconstruir los silencios, tapar el desamor y restañar heridas. La comprensión de la historia de una familia refuerza los lazos de una relación segura y honesta, proporciona coraje y esperanza y sobre todo muestra el camino para pasar de una vida de sombra con secretos destructivos a una vida saludable vivida en la luz. Las familias dominicanas han vivido los últimos cien años en una constante lucha de facciones, debatiéndose entre las guerras civiles, los afanes políticos de la Anexión, en las luchas restauradoras con Pedro Santana, Buenaventura Báez, el general Luperón, el padre Meriño, los enfrentamientos entre el partido rojo, baecista, y los azules o liberales que representaban a los integrantes de la pequeña burguesía en ascenso del Cibao. En el marco de esas guerras, que reflejaban la vida cotidiana de la sociedad, en el destierro, el padre Meriño, exilado en Mayaguez conoció a Leonora Defilló Amiguet, con la cual mantuvo una relación de la cual nació Fernando Defilló. La joven se trasladó a Puerto Plata, fue alojada en la casa del general Luperón y fue asistida por la hermana de Meriño, Nicolasa Meriño quien quedó al cuidado del recién nacido.

Fernando Defilló nació el 27 de febrero de 1874, en Puerto Plata. Como dice Pompilio Browner en su semblanza sobre Fernando Defilló, escrita en 1969: » Su niñez debió haber sido muy particular, ya que se crió sin madre, y siempre al cuidado de religiosas que ocultaban su identidad y presencia. Fungió como su madre su tía soltera Nicolasa Meriño. El siempre guardaba oculto un retrato de su madre, una señora muy bella de la época.».

Crónica de lo cotidiano en el último tercio del siglo XIX, relato íntimo de una sociedad más tolerante, tal vez por su origen caribe, una generosidad del clan para comprender el pasado, y la «compasión» de una familia por sus muertos ilumina con bondad un secreto familiar y con hidalguía lo devela para contribuir a la comprensión de las claves del pueblo dominicano.

Fuente:
*Arbol genealógico de la familia Defilló realizado por Marcos Hernández Brea.
*Arbol genealógico de la familia Defilló realizado por Gerardo Javariz.
*Archivo fotográfico, documentos, cartas y testimonios de la familia Defilló suministrado por la señora Leonora Dipp Defilló de Martínez.
*Entrevista y testimonio oral de Leonora Dipp Defilló de Martínez, Xiomara Saladín Defilló y Aurea Defilló viuda Dipp.

Bibliografía:
Larrazabal Blanco, Carlos: Familias Dominicanas.
Dr, Browner, Pompilio: Semblanza escrita del Dr. Fermando Defilló. Santo Domingo, julio 1969.
Rev. Monseñor Rafael Bello Peguero: Semblanza de la familia Defilló Sanz, Santo Domingo, Enero 2005

g.azcarate@verizon.net.do

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