La familia Defilló Sanz (5)

La familia Defilló Sanz (5)

POR GRACIELA AZCÁRATE
La sociedad dominicana se moderniza.- «El país sufría una desorganización completa en todos los ramos de la administración pública, ya no existía la guardia nacional, garantía de la nación en caso de guerra extranjera. Mucho menos los cuerpos de caballería en un país tan extenso y casi despoblado, y los escasos batallones activos que llenaban el servicio público, ocupando las plazas principales, eran viciosos y desordenados, compuestos en su mayor parte de criminales, reñidos con el orden y la disciplina; enemigos de la sociedad, de la propiedad, de las leyes.(¼ ) faltos de sueldo, sin disciplina militar, eran incorregibles. Lejos de servir de garantía al Estado y la sociedad, eran más bien un peligro y una amenaza.

Gregorio Luperón: «Notas Autobiográficas»

El 2 de marzo de 1878, Buenaventura Báez entregó el poder y salió al exilio del que no regresaría más.

Murió seis años depués en Puerto Rico y dejó República Dominicanana sumida en la anarquía y la división. A su salida la República tenía dos gobiernos, uno establecido en la capital con Cesáreao Guillermo, hijo del general Pedro Guillermo y jefe de las fuerzas antibaecistas del Este que habían tomado la ciudad, y otro instalado en Santiago, por los que habían copado esa plaza. La solución para superar el doble gobierno fue llevar a la presidencia a Ignacio María González, que tres meses después fue depuesto. Las fuerzas institucionales del país se hallaban en franca disolución, durante el gobierno provisional que sucedió a González fue asesinado en general Cáceres, candidato a la Presidencia por las fuerzas del baecismo.

Al iniciarse el año 1879, fue elegido presidente el general Cesáreo Guillermo, pero sus desafueros y torpezas en materia económica y en el manejo de las finanzas públicas lo hicieron destituir.

El 6 de octubre de 1879, el general Gregorio Luperón proclamó que desconocía el gobierno de Cesáreo Guillermo y conformó un gobierno provisional encabezado por él, el general Ulises Heureaux fue designado ministro de Guerra y Marina y enviado a la capital a derrotar cualquier insurgencia de parte de Guillermo.

Este abandonó el país después de ser vencido por Heureaux en el Sillón de la Viuda y el Porquero.

El general Luperón encontró una situación de ruina en las arcas del estado, un increíble desorden administrativo y la corrupción generalizada abrigó los gobiernos de Báez, González y Guillermo, además de encontrarse en una situación crítica el estado del campo arruinado por una larga temporada de lluvias que perdió la cosecha de tabaco, redujo las cosechas en general y produjo una caída sensible de las exportaciones y por ende de los ingresos fiscales, derivados de los derechos de aduana.

De esta manera y por espacio de veinte años se inició en el país el régimen del partido liberal o de los azules. Régimen que terminaría con la muerte de Ulises Heureaux, el 26 de julio de 1899.

Durante esos veinte años se echaron las bases para que el país desarrollara una sociedad capitalista burguesa, se modernizara, y desarrollara formas de gobierno democráticas.

La industria azucarera se modernizó con ingenios movidos a vapor, se instaló el ferrocarril, el telégrafo y en general la sociedad se dinamizó y expandió las fuerzas vivas del país.

LA FIGURA DE FERNANDO ARTURO DE MERIÑO

El gobierno de los azules comenzó con el gobierno provisional del general Luperón y le siguió el gobierno constitucional del padre Meriño, de 1880 a 1882. Fue el primer presidente dominicano que terminó su período legal desde antes de la guerra Restauradora.

El prelado católico Fernando Arturo de Meriño era amigo personal y consejero del general Luperón.

De origen humilde, «Presidente de la República, Rector del Instituto Profesional, Arzobispo de Santo Domingo, orador brillante, hombre de virtudes ciudadanas, modesto, generoso y de maneras cultas de gran señor, eran cualidades suficientes para que esa devoción dominicana por el noble mitrado hiciese huella profunda en el corazón de sus conciudadanos».

El general Gregorio Luperón decía de su amigo:

«Los hombres como Meriño son los que representan siempre la fuerza moral del mundo».

Lo llamaban «Pico de oro» y representó la cima de la oratoria dominicana aunando estas dotes a una personalidad vigorosa, honesta y combativa.

Él continuó la misma política de saneamiento de la administración pública y de reconstrucción nacional iniciada por su antecesor rodeándose de un grupo ministerial muy calificado e identificado con sus objetivos. En Relaciones Exteriores, fue nombrado Casimiro N. de Moya; Eliseo Grullón, en Justicia e Instrucción Pública y Fomento; Rodolfo Boscowitz, en Hacienda y Comercio; el general Francisco Gregorio Billini en Guerra y Marina, y el general Ulises Heureaux en Interior y Policía.

Todos eran integrantes del Partico Azul.

El régimen del padre Meriño se trasladó de Puerto Plata a Santo Domingo y puso especial énfasis en la educación, la cultura, creando cátedras de derecho civil, constitucional, internacional, medicina; dictó disposiciones para estimular el comercio y la inmigración y fomentó sobre todo el desarrollo agrícola e industrial.

LOS TRASFONDOS DE LA POLÍTICA Y EL AMOR

Desde Puerto Rico y apoyado por el gobierno colonial, el general Cesáreo Guillermo planificó una invasión para dar al traste con el gobierno del padre Meriño. La crónica oral de la época cuenta que los capitalistas que sufragaron la invasión fueron familiares de los Casals Defilló de Mayaguez, en venganza por la supuesta afrenta que significó para el honor de la familia la relación sostenida por el padre Meriñó y Leonor Defilló.

En el trasfondo de ciertas venganzas familiares, en realidad, se ocultaban los alcances políticos reales de esa invasión, preparada en Puerto Rico, con la asistencia de las autoridades coloniales de esa isla en represalia por la protección que ofrecía el gobierno de Meriño, como el anterior de Luperón, a los patriotas independentistas cubanos y puertoriqueños que residían en Santo Domingo.

El gobierno respondió a este levantamiento con la publicación de un decreto de El día de San Fernando, por el cual se establecía» que todo individuo encontrado con las armas en la mano en contra del orden legal sería fusilado».

Tanto Gregorio Luperón como el padre Meriño fueron baluartes de la nacionalidad dominicana y ensayaron y llevaron a la práctica el más puro antillanismo y solidaridad entre los pueblos caribeños alimentando y protegiendo su amistad con el general cubano mambí Antonio Maceo, y los puertoriqueños Emeterio Betances y Eugenio María de Hostos, como cabezas visibles de esa generación de luchadores antillanos.

Fuentes:

*Arbol genealógico de la familia Defilló realizado por Marcos Hernández Brea.

*Arbol genealógico de la familia Defilló realizado por Gerardo Javariz.

*Archivo fotográfico, documentos, cartas y testimonios de la familia Defilló suministrado por la señora Leonora Dipp Defilló de Martínez.

*Entrevista y testimonio oral de Leonora Dipp Defilló de Martínez, Xiomara Saladín Defilló y Aurea Defilló Sanz

Dr, Brower, Pompilio: Semblanza escrita del Dr. Fermando Defilló.

Dr. Mariano Defilló Ricart: Semblanza de la familia Defilló Sanz, Santo Domingo, Enero 2005

Bibliografía:

Bosch, Juan: Composición Social Dominicana.

Franco Pichardo, Franklin: Historia del pueblo dominicanao.

Tolentino Dipp, Hugo: Biografía del general Luperón

g.azcarate@verizon.net.do

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