La familia Holguín Medina, las otras víctimas que dejó el atentado al Metro

La familia Holguín Medina, las otras víctimas que dejó el atentado al Metro

El atentado al Metro de Santo Domingo dejó otras víctimas que no son precisamente las que estaban en el vagón cuando este fue incendiado.

Para los padres de Frank Kelin Holguín Mena, condenado a 35 años por haber cometido ese acto terrorista, nada ha vuelto a ser igual desde aquel terrible día.
Aunque su cuerpo no fue agredido por el fuego que este provocó, como sí ocurrió con otras 18 personas, las consecuencias de sus actos les han llevado a vivir grandes penurias.

Las precarias condiciones en que vivían antes de que Fran Kelin confesara en televisión nacional haber provocado el incendio, se han acentuado al punto de no tener siquiera para comer.

El señor Nicolás Holguín, padre del joven, antes del 28 de octubre de 2014 se ganaba el sustento de su familia como panadero.

Según cuenta a HOY, ese fue el último trabajo formal que tuvo, asegura que luego de ese fatídico día no ha podido obtener ningún otro empleo para sostener a sus otros hijos que aún están bajo su cuidado.

Frank Kelin, de 23 años, es el mayor de los cuatro hijos que procreó con Rudilania Medina y el tercero de esta.

Vivían en el sector de Gualey, debajo del puente Francisco del Rosario Sánchez, y tras el suceso, lo primero que tuvieron que hacer fue emigrar a Barahona, de donde es la mamá del joven, pues los inexistentes recursos económicos no le permitían seguir en la Capital.

Intentaron seguir adelante. Don Nicolás cuenta que después de que llegaron a la Ciénaga, en Barahona, y ver que no encontraban ningún trabajo, intentó emprender pequeños negocitos. El primero fue un puesto de vender carne de pollo, luego uno de fritura y hasta un ventorrillo de verduras montaron, sin que ninguno prosperara.

Su esposa, por cuestiones de salud y por tener que cuidar a sus otros hijos, tampoco puede trabajar.

Al cuestionarle cómo sobrevive una familia sin una fuente de ingresos, admitió que lo hacen gracias a la bondad de sus familiares, que de vez en cuando le tienden la mano.

Ante esas circunstancias, también surgió la inquietud de cómo estando tan distantes ahora de su hijo, que guarda prisión en la cárcel de San Pedro de Macorís, pueden visitarlo.

Dicen que antes iban a verlo cada 15 días y ahora una vez por mes, solo cuando un hermano les suple el pasaje.

No hace falta preguntarles sus interioridades para saber que viven difíciles momentos económicos, además del trauma que ha resultado de saber que su hijo cometió tan reprochable hecho, que le valió la máxima condena impuesta en el país y la primera por terrorismo.

Basta verles para saber que están prácticamente en la indigencia.

A pesar de ese calvario, la madre de Frank Kelin, más que por las calamidades monetarias, por el peso de lo que se acusa su hijo, dice estar conforme con Dios.

Dice saber cómo crió a su hijo, de quien asegura ni solía salir de la casa, pues se la pasaba en la galería ganando algún dinero como barbero y en la universidad, por lo que aún no entiende qué lo llevó a cometer ese hecho. “Yo crie a mis muchachos que ni podían salir mucho, pero cuando las cosas se le van a pegar a uno…”, dijo resignada la señora Medina.

ZOOM

Nunca detalló
Durante la causa que se siguió por cerca de año y medio contra Frank Kelin Holguín Medina, este nunca negó los hechos, pero tampoco habló de qué lo habría motivado. Quedó por verificar si respondía a órdenes de terceros, o si en realidad tenía un desequilibrio mental como argumentaba su defensa, porque nunca se realizó una prueba para tales fines, pero era medicado en la celda.

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