La  familia que enfrentó la leucemia del niño Randy

La  familia que enfrentó la leucemia del niño Randy

El título no es lo más importante en el relato emotivo que un padre, en este caso José Suazo Depratt, plasma sobre  la dramática experiencia  que por varios años llenó el discurrir de un hogar en el que se descubrió que el hijo Randy, de solo seis años de edad, contrajo la  leucemia linfoblástica aguda.

Cuando uno lee este impreso,  pequeño libro rústico u opúsculo como prefiere llamarlo el autor, confirma el valor extraordinario de la fe entre los humanos. “Un ángel también enfermó un día triste de diciembre” titula su escrito Suazo Depratt, profesor de inglés nacido en la humildad el 22 de septiembre de 1948 en un barrio  (Villa Duarte) en el que ha permanecido por decenios, y al que ha extendido su éxito profesional como maestro  de idiomas enseñando  en un aula  de vecindario repleta  de alumnos aunque el 75% de  ellos no tiene con qué pagar.

La otra gran importancia que se refleja en el testimonio  del amigo José  es la del amor expresado sin limitaciones  hacia los seres más cercanos: los hijos y la esposa. La trascendencia del profesor  Suazo Depratt se ilustra con un hecho curioso: con motivo de la filmación  años atrás en el país de la película Habana, a él le tocó ser el profesor intenso y laborioso  que familiarizaría al actor Robert Redford y al director Sydney Pollack en el manejo del idioma español.

Llevó acabo su tarea  con tanto desinterés que después de meses de impartirles clase se negó a recibir un pago,  desprendimiento que Redford resolvió regalándole un piano de cola que todavía conserva, conociendo el actor el amor por la música clásica que profesaba José.

La historia de la leucemia del niño Randy muestra los pesares de toda familia de escasos recursos para lograr  costosos tratamientos. Hoy  este adolescente de 15 años se muestra  sano tras  el    vía crucis de una enfermedad que por momentos parecía condenarlo a morir prematuramente,

Fue en una navidad que la familia Suazo-Jiménez descubrió, tras un diagnóstico en el hospital General  Plaza de Salud, que Randy tenía cáncer.

A partir de ese momento, todo dependería  de  la tenacidad de aquellos padres de escasos recursos pero de  profunda fe cristiana, que buscaron ayuda en la sociedad  y hallaron comprensión en  los médicos, enfermeras y personal administrativo del Hospital General Plaza de la Salud que dispone de un área  para niños  que reciben tratamientos oncológicos y  que aplica efectivos recursos científicos  para combatir el mal.

Fue un combate a base de quimioterapia principalmente,  con altibajos de desalientos y esperanzas  que duró tres años pero que el final convirtió a Randy en un joven  saludable, dedicado a los estudios y en feliz comunión con sus hermanos y progenitores.

Valores.  La familia Suazo-Jiménez encontró solidaridad en algunos  círculos, de amigos  y familiares, y de manera especial de la fundación St. Jude, la que entró en sus vidas  después de lo que José describe como “un numero de teléfono caído del cielo”.  En un momento de congoja  y pesimismo, el profesor Suazo hizo una llamada telefónica a St, Jude por recomendación  de una piadosa mujer conmovedoramente afectada por una angustia similar.

Prontamente, una voz calida y receptiva escuchó su caso y al poco tiempo la Fundación hizo suya la vicisitud de una familia más en cuyo seno aparecía el cáncer de niñez. El testimonio de Suazo contiene mucha información valiosa para todo el que sienta que se acerca a su vida el espectro de la leucemia, contra la cual, por fortuna, la ciencia progresa. Se trata de un relato paso a paso, con mención de los profesionales que tuvieron alguna participación en su caso. Es también una expresión de agradecimiento para toda la gente solidaria que encontró en el camino.

Uno de los párrafos finales de su pequeño libro, que se vendió mucho en la última feria con  frutos   destinados  impecablemente a la causa de los niños pobres del país, dice lo siguiente: “La Fundación St. Jude, bendita sea en nuestro país, ha sido un apoyo vital en esta historia de  vida, porque, y lo saben todos aquellos que han sido beneficiados, trabajan en lo físico pero impulsados por el espíritu transformado en donaciones, consuelo y mucho amor”.

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