La FAO apoya estudios sobre productos transgénicos

La FAO apoya estudios sobre productos transgénicos

El subdirector general de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), Gustavo Gordillo, declaró que ese organismo apoya un sistema de evaluación de base científica que determine objetivamente los beneficios y riesgos que conllevan los organismos genéticamente modificados.

Al pronunciar el discurso central del acto inaugural del AV Encuentro Latinoamericano y del Caribe de Biotecnología Agrícola@, que se lleva a cabo en Boca Chica, sostuvo que para lograr ese sistema de evaluación, hay que adoptar un procedimiento prudente, caso por caso, para afrontar las preocupaciones legítimas por la bioseguridad de cada producto o proceso antes de su homologación.

Expresó que en los organismos transgénicos no hay evidencia de efectos negativos sobre la salud humana y que la ingeniería genética aplicada a la agricultura y a la alimentación, tendrá resultados satisfactorios si el público se convence de su inocuidad y utilidad.

Gordillo, quien además es el representante regional de la FAO para América Latina y el Caribe, indicó que los sistemas de bioregulación fiables son la única manera de obtener la confianza del público respecto a la inocuidad de los alimentos.

Expresó que las investigaciones conducidas por la FAO en biotecnología, muestran que se está ampliando la brecha existente entre los países desarrollados y en desarrollo, entre agricultores ricos y pobres, entre prioridades de investigación y necesidades, y sobre todo, entre el desarrollo de tecnología y la transferencia real de ella.

Refirió que entre los años 1996 y 2003, la superficie sembrada de cultivos transgénicos con fines comerciales, aumentó desde 2,8 millones de hectáreas a 67,7 millones.

Esta tasa de difusión global resulta impresionante, pero su distribución ha sido muy desigual, explicó.

Dijo que seis países, cuatro cultivos y diez empresas, representan el 99 por ciento de la producción mundial de los cultivos transgénicos.

Añadió que casi dos tercios de estos cultivos se producen en los Estados Unidos, aunque Argentina, Brasil, Canadá, China y Sudáfrica, están incrementando rápidamente su producción.

Los otros 12 países donde se producían estos cultivos en el 2003, representaban en conjunto menos del uno por ciento del total mundial.

Gordillo precisó que los cultivos transgénicos más difundidos son soja, maíz y algodón.

Indicó también que no se producen variedades transgénicas de trigo y arroz ni existe investigación en ninguno de los cinco cultivos más importantes para el trópico semiárido (sorgo, mijo, guisantes, garbanzos y maní), que es donde se acumula la mayor cantidad de pobreza.

Expresó que eso no es extraño debido a que el 70 por ciento de la investigación en biotecnología, es realizada por empresas multinacionales privadas, mayoritariamente en países desarrollados o subdesarrollados avanzados.

Sostuvo que para comprender la magnitud de la inversión del sector privado, no hay más que examinar su presupuesto anual en investigaciones biotecnológicas agrícolas y compararlo con la investigación pública centrada en la agricultura de los países en desarrollo.

Agregó que el gasto conjunto anual en investigación y desarrollo agrícola de las diez empresas transnacionales de ciencias biológicas más importantes del mundo, se cifra en unos US$3000 millones.

Expresó que es inquietante que no exista, salvo excepciones, ningún programa importante del sector público para abordar desde la biotecnología, los problemas más críticos de los pobres y del medio ambiente, ya que este instrumento, si es bien utilizado, puede contribuir a reducir el hambre en el mundo y a conservar los recursos y el medio ambiente.

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