La FAO insta a unir microcréditos y educación ante la desnutrición infantil

La FAO insta a unir microcréditos y educación ante la desnutrición infantil

Roma. Los programas que integran la concesión de microcréditos a las mujeres y lecciones de educación nutricional pueden ayudar a combatir la desnutrición infantil en África subsahariana, indicó hoy la directora de Nutrición de la FAO, Anna Lartey.

La responsable de la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO) puso de ejemplo en una charla el impacto que ha tenido en Ghana un proyecto desarrollado entre 2004 y 2009 para mejorar la nutrición de los niños utilizando alimentos de origen animal.

A pesar de que consumir productos como la carne mejora el crecimiento, las funciones cognitivas y el rendimiento escolar, en Ghana muchas familias no se los dan a sus hijos por una serie de impedimentos económicos y sociales.

El proyecto permitió que los bancos rurales facilitaran créditos de hasta 50 dólares a cada madre que se integrara en asociaciones para expandir negocios relacionados con la elaboración, el procesamiento y la venta de pescado, pollos, huevos y otros alimentos procedentes de animales.

Lartey, que participó en ese programa apoyado por la cooperación estadounidense, precisó que las mujeres debían devolver cada semana la cantidad cedida, ahorrar una parte y actuar con solidaridad dentro de sus grupos para evitar los impagos.

Además, estaban obligadas a asistir a clases sobre nutrición para saber cómo alimentar a sus niños, los beneficios de la carne para el desarrollo infantil, la importancia de una dieta equilibrada y cómo mantener la higiene para prevenir enfermedades.

La experta señaló que esos asuntos “son difíciles de explicar a madres que suelen llenar el estómago de sus hijos con comidas basadas en hidratos de carbono” o que hasta entonces no les habían dado carne porque no era costumbre en sus comunidades.

Al cabo de los años, los investigadores observaron que los niveles de desnutrición habían descendido entre los menores que se habían beneficiado del programa y que las mujeres habían pasado a tener el control de más fondos, lo que les permitía negociar préstamos con los bancos y abrirse sus propias cuentas de ahorro.

“Los bancos recuperaron el 100 % de los créditos”, apuntó Lartey, que aconsejó no descuidar el componente nutricional de esas iniciativas porque con el tiempo las entidades financieras tienden solo a interesarse por el dinero.

También afirmó que esos proyectos constituyen “un modelo que se puede replicar a una mayor escala en países de África subsahariana para combatir la malnutrición infantil” y ayudar a las mujeres a desarrollar sus propios negocios y a mejorar su autoestima.