La fatídica hora 24

La fatídica hora 24

JOSÉ LOIS MALKUN
El 16 de mayo se cumple la hora 24 de un ficticio día que comprime los dos años de intensa campaña electoral para la presidencia de la República.

El costo de la reelección comenzará a pagarse inmediatamente después de que se cumpla esa hora 24 y nada cambiara en una segunda vuelta. El daño está hecho gane quién gane. Y los sueños de muchos se irán al infierno.

Al acercarse esta fatídica hora 24, la mayoría de los votantes están hastiados de toda la propaganda que invade sus hogares y que se extiende  a los cines, a la Feria del Libro, a los centros de diversión,  al transporte, a los colmadones y a cualquier calle y carretera por donde uno transite. No faltan los que están asqueados por la desfachatez con que se han usado los recursos públicos para toda clase de orgías políticas. Pero el grupo más nutrido lo conforman aquellos que están aterrorizados por lo que heredaremos de este proceso electoral viciado y fraudulento.

Una crisis alimentaría en acecho amenaza la estabilidad económica y política del país, por el derrumbe de su agricultura en momentos en que más la necesita. Un grave error del Presidente por su afán de reelegirse, ya que desde antes de las tormentas del pasado año este Gobierno es un  barco a la deriva.

Al no existir estrategias ni políticas de desarrollo que preparen al país ante los retos de una economía mundial en crisis, y viendo el desmoronamiento de la poca institucionalidad que existía, nos vemos atrapados en una red nunca antes vista, de corrupción, saqueo del erario, inseguridad ciudadana, comercio de drogas, lavado de activos, alto costo de la vida, desempleo y frecuente violación de las leyes y la Constitución.

Llegar al extremo de crear una deuda pública externa de 130 millones de dólares sin aprobación del Congreso, solo para aupar la reelección y robarse el dinero, no tiene precedentes en la historia política dominicana. Y no hay castigos a los culpables.

Pero ni la Sun Land ha impedido que muchos sigan creyendo en la palabra del Presidente, que le ha mentido al país más veces que todos los presidentes juntos que lo han precedido. Obviamente, parte de esa credibilidad ha sido comprada con el dinero del contribuyente.  

Lo que en otros países se celebra como una fiesta electoral, aquí será una pesadilla gracias a la reelección. Cumplida la hora 24, y junto a la celebración de los ganadores, surgirán con fuerza las nefastas consecuencias de las vagabunderías cometidas con el dinero público. Los subsidios proselitistas se levantaran como  monstruos de siete cabezas. Los déficit fiscales, de cuenta corriente y de la balanza comercial, se convertirán en epidemias que azotará a toda la población. Y los precios de los alimentos, el del petróleo y la recesión mundial, se encargarán  de colocarnos en los titulares de prensa de todo el mundo. Porque nadie está pensando en otra cosa que no sea en la política.

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