A principio de abril del 2021, el presidente, Luis Abinader, manifestó, que el mayor reto que tiene el país en materia económica es el de una reforma fiscal. Lo expresado no resulta nuevo, tanto en el programa del partido de gobierno, como en distintas declaraciones ofrecidas por altos funcionarios, se ha indicado que la reforma es necesaria para atraer inversión extranjera, crear sostenibilidad fiscal y crecimiento económico.
El país con el tiempo y por diversos motivos ha venido endeudándose, siendo la principal razón, equilibrar el presupuesto, ante la insuficiencia de ingresos corrientes para sostener, los gastos fijos -que generan rigidez presupuestaria-, como los coyunturales. Al 2021, la brecha entre el gasto público y los ingresos corrientes se sitúa en RD$ 234,762 millones, superando a los ingresos en un 35.7 %.
La deuda del SPNF cada año es mayor, en términos absoluto, como relativo. Mientras, en el 2016 la deuda era de US$ 26,757.9 millones, a febrero del 2021 fue de US$ 47,193.9 millones, para un incremento de US$ 20,436 millones. En términos de la participación dentro de la economía, la elevación se movió de un 35.3 % del PIB nominal en dólares a un 56.3 %, para un aumento de 21 puntos porcentuales.
Considerar que la deuda pública es alta, que ha llegado a su límite y, si es sostenible, puede ser materia de discusión. En cambio, se entiende que el aumento sostenido de la deuda no es señal positiva de salud fiscal, especialmente, porque la posición de la inversión internacional neta dominicana es negativa en US$ 56,628 millones y la contratación de la deuda externa es mayoritariamente en moneda extranjera, pudiendo encarecer el pago del servicio, ante una depreciación más elevada de lo programado.
Ley 06-06 de Crédito Público hace referencia a la fijación de los límites del endeudamiento, a fin de un manejo adecuado del servicio de la deuda. Específicamente, el Art. 11, literal e, dice: “Cuando el nivel del endeudamiento neto del sector público no financiero, de cada ejercicio fiscal, supere el 3% del producto interno bruto, el Consejo de la Deuda Pública recomendará al Poder Ejecutivo la adopción de medidas especiales que tiendan a limitar todo nuevo incremento de la deuda pública”.
Lo dicho más arriba, muestra que las finanzas públicas dominicanas disponen de un tope legal numérico del techo de la deuda anual, a fin de poder manejar la sostenibilidad financiera del crédito público y la estabilidad macroeconómica. La referida ley es precautoria, al disponer de límites al manejo de los nuevos pasivos, para evitar caer en lo que se denomina fatiga fiscal.
El establecimiento de límites al endeudamiento público a nivel de la regulación económica, parte del entendimiente que los pasivos no deben aumentar consistentemente, sin que previsiblemente no se llegue a la conclusión de que las finanzas públicas se aproximan a un escenario de insolvencia financiera o posibles retrasos en el pago del servicio de la deuda.
Para el 2021, el endeudamiento neto lo situamos en un US$ 197 millones, equivalente a un 0.25 % del PIB, resultado de un servicio de la deuda por un monto de US$ 4,482 millones y financiamiento por US$ 4,679 millones. El balance neto, aunque se mantiene dentro del umbral permitido por la ley de crédito público, no significa que no se esté agobiando a las finanzas públicas.
Una señal de que la economía fiscal muestra niveles de estrés, lo representa la presión cada vez mayor que ejerce el pago de los intereses de la deuda pública del gobierno central sobre los ingresos corrientes. El indicador ha pasado de un 18.9 % en el 2016 a un 28.1 %, programado en el presupuesto nacional del 2021, para un incremento de 9.2 puntos porcentuales.
Los intereses pagados por la deuda interna y externa del SPNF dominicano en términos absolutos, pasaron de US$ 1,797 millones en el 2016 a US$ 2,772 millones en el 2020 y programado para el 2021 de US$ 2,967 millones, representando un 3.8 % del PIB.
El costo de la deuda es una variable incidental que agrava la fatiga fiscal y empuja hacia nuevos y mayores niveles de deuda. Mientras más alta sea la tasa de interés, más elevado será su costo y ha resultado así, porque el principal financiamiento se ha realizado con bonos; en contraposición a la tasa que se obtiene a través de los organismos multilaterales y bilateral. La tasa de interés promedio de los bonos es un 6.3 %, la de los organismos multilaterales un 2.1 % y la de los bilaterales un 2.8 %.
Otra variable incidental del costo de la deuda es el tipo de cambio. A mayor nivel de depreciación será mayor el costo del pago del servicio de la deuda y lo contrario, a menor depreciación, menor será el costo. En el 2019 la depreciación nominal fue de un 5.2 %, en el 2020 de un 10.1 % y la estimada para el 2021 es de un 9.2 %; de manera que, la elevación en la cotización cambiaria provoca que el esfuerzo fiscal sea mayor.
El espacio que en forma negativa ha ganado el costo del financiamiento, junto con la con la ampliación de la brecha entre ingresos corrientes y gasto público, ha obligado a que el endeudamiento esté presente en el presupuesto, generando una centrífuga financiera de la deuda, que, en vez de contribuir a salir de ella, la economía del país dependa más del financiamiento.
Los incrementos de la deuda del SPNF, de los intereses y el balance primario, son expresiones claras de fatiga fiscal, en razón de que, la primera creció en un 76.4 % desde el 2016 a febrero de 2021; mientras que, la segunda, lo ha hecho en un 65.1 % y, el balance primario no muestra mejoría, al zigzaguear entre un 1.1 % a un -3.9 % durante los años 2015 al 2020.
El deterioro de las finanzas públicas, puede ser indicativo de fatiga fiscal, especialmente si el balance primario de la ejecución presupuestaria se mueve cercano al déficit o en el déficit, dado que, el balance superavitario es la fuente que garantiza la sostenibilidad del servicio de la deuda, el desmonte del stop de la deuda del endeudamiento.
Lo anterior encuentra validez, siempre y cuando el superávit muestre una magnitud que pueda cubrir el pago de los intereses, como forma de ir desmontando el saldo de la deuda. Para el 2019, año de normalidad al no haber crisis sanitaria, los intereses fueron 2.74 veces más que el superávit primario que alcanzó RD$ 67,410 millones, equivalente al 1.1 % del PIB.
Cuidar que las finanzas públicas no muestren más fatiga fiscal, es una precondición a la sostenibilidad de la deuda. Para disminuir el saldo de la deuda se hace necesario una combinación de factores, como el tipo de cambio estable, abaratar la tasa de interés o acudir a otras fuentes de financiamiento que no sea la del mercado de capitales y, alcanzar resultados superavitarios en el balance primario cada vez mayor y para ello, se requiere de cambios fiscales profundos en los ingresos y gastos.