La fauna lectora

La fauna lectora

POR EDGAR REYES TEJEDA
Un búho, que es profesor quiso indagar la cultura
que tenían ciertas criaturasdel zoológico sectoral detalle y por mayorconsultó en forma exhaustiva, las lecturas preferidasde aves, peces y mamíferos,
y extrajo datos fructíferosde la información reunida.


Respondieron los equinos
leer libros de aventuras,
que narren las mil bravuras
de héroes y de asesinos,
en tanto que los caprinos
de temperamento ardiente,
prefieren, naturalmente
las eróticas poesías,
y hasta la pornografía,
que leen lujuriosamente.

Contestan los elefantes
que les fascina la historia,
sobre todo las memorias
de congéneres brillantes
las hormiguitas, no obstante
no son muy historiadoras,
y a veces mientras laboran
leen libros de ingeniería,
de cálculo y geometría,
pues son grandes constructoras.

Por su parte las abejas
estudian con gran premura
química y arquitectura
pues sus fórmulas complejas
panal y miel buenos dejan,
en tanto que las arañas
se achicharran las pestañas,
releyendo en viejos textos
procedimientos perfectos
para atrapar alimañas.

En la playa los delfines
dicen al encuestador,
que devoran con fervor
los libros de colorines,
con púlpitos saltarines
y ericitos juguetones,
mientras que los tiburones
muestran su vivo interés
por leer con avidez
cartas de navegaciones.

En el río los camarones
leen con mucha antipatía,
libros de gastronomía
en que hay tétricas visiones
de hermanos entre sazones
que producen calambrinas,
mientras tanto las guabinas
leen con apasionamiento
técnicas de salvamento
contra redes asesinas.

En el bosque las palomas
confiesan leer poesías,
madrigales y elegías
de triste y marchito aroma;
y medio en serio y en broma
las ciguitas rumorosas
devoran novelas rosa,
en tanto que las cotorras
leen fabulillas de zorras
y gallinas prodigiosas.

Revelan los ruiseñores,
que pasan ratos de ocio
en los sublimes negocios
de las historias de amores;
los cuervos, graves señores
de plumajes funerarios,
son críticos literarios
que censuran acremente
estereotipos vigentes
y tropos innecesarios.

Las conejas y cigüeñas,
leen de forma muy activa
técnicas reproductivas,
mientras los monos se empeñan
n saber lengua de señas;
los tígueres y leones,
leen y escriben por montones
los relatos más sangrientos
en que describen momentos
de caza y persecuciones.

‘En fin, que cada animal’
concluye el búho doctamente,
‘lee cuestiones atinentes
a su área profesional;
por eso a la intelectual
fauna, ahora mismo sugiero
devorar con mucho esmero
libros en la 8va Feria,
aunque provoquen la histeria
de editores y libreros.

Dejen jungla y praderas
y asalten con gran premura
la plaza de la cultura
como a un bosque en primavera;
devoren con pasión fiera
manuales y diccionarios,
códigos y poemarios,
biografías, entrevistas
y tratados literarios.

 

 

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