La fe acomodada a los tiempos modernos

La fe acomodada a los tiempos modernos

Han transcurrido 73 años del final de la devastadora II Guerra Mundial y la cual sembró las semillas de muchos cambios sociales y técnicos que comenzaron a germinar al poco tiempo con un cambio de conducta y costumbres hasta llegar al siglo XXI con una fe muy disminuida y sin los temores al castigo infernal si se vivía en pecado.
Lo que faltaba para esa transformación de la conducta era asimilar la existencia de un mundo paralelo de la atracción sexual por el mismo género. Esto, como una epidemia, se extiende por todos lados y con la aceptación y exhibición orgullosa de esas preferencias tan especiales en contra de la misma concepción de la vida como había sido concebido por el Dios que nos habían inculcado nuestros ancestros.
De ahí que el largo feriado de Semana Santa, que todavía se celebra oficialmente en condescendencia con la madre iglesia católica, por que casi todos los gobiernos de raíces cristianas de todo el mundo conservan los días como festivos y no laborables, permitiendo un asueto esperado cada año para inundar las carreteras, las playas y las montañas o visitas a familiares lejanos y, para el caso local, es salir de la capital o de Santiago y otras ciudades ya modernizadas y menos creyentes del significado de la fecha.
Muchos por edad, en la década de 1950, nos asombrábamos de cómo ya los cubanos antes de 1959 vivían la Semana Santa desinhibida, con la exhibición de los bikines no tan expuestos como los de ahora. Pero la revista Carteles nos traía esos atrevidos reportajes de las celebraciones en Cuba o en Europa que localmente no nos atrevíamos llevar a cabo y solo íbamos, sin los jolgorios de hoy en día, a las playas. Las más populares de esa época de atavismo social eran las de Güibia, Boca Chica, Sosúa, Poza de Bojolo y la de Saladilla en Barahona.
Muchos jerarcas religiosos de las principales creencias cristianas desearían que la feligresía volviera al redil de la sumisión espiritual con la aceptación de las creencias en su estado natural. Que fueran sin las conmociones que por efecto del avance de la civilización todo lo han alterado y abierto el entendimiento y la racionalidad a los sereshumanos que en este siglo XXI pululan entodos losrincones terrestres del planeta llevándolo al lindero de lo casi invivible poresasaturación indetenible de una población que supera ya los siete mil millones de terrestres.
Todavía queda la fe pura en muchos países de profundo arraigo de la religión, pero con ribetes de las realidades modernas, y atada espiritualmente de lo que recibimos en nuestra infancia. Luego fue asimilado en su verdadera dimensión para darnos cuenta de la importancia que cada quien tiene como criatura de Dios para ser más compatible la convivencia a la cual aspiramos para poder desarrollarnos en armonía y paz.
Hoy, Jueves Santo, las poblaciones dominicanas ven disminuir sus habitantes con el éxodo que llevan a cabo hacia los puntos de atracción turística en playas y montañas. Allí llevan sus jolgorios y apetitos desenfrenados de beber, fornicar y comer, pero al mismo tiempo muchos se auto compadecen con una falsa religiosidad asistiendo a los oficios religiosos de las iglesias de los pueblos de playa y de montaña. Pero en los templos, silenciosos y disminuidos en una capital tranquila sin tapones ni contaminación, cuenta con la presencia de una feligresía joven motivada por el “Yo Me Quedo” que con tanto éxito promueve cada año el obispo de Baní monseñor Víctor Masalles.
Algo nos sacude internamente cuando brevemente pensamos en la figura de un hombre tan especial, que ungido por el Padre como su Hijo, vino a establecer los nuevos lineamientos de la nueva fe para borrar la que se había seguido por siglos de una creencia de sacrificios humanos y del “ojo por ojo y diente por diente” y de figuras de animales como dioses. Jesús llegó en medio de la pobreza de ese tiempo e inició compulsivamente un caminar por las tierras palestinas con una prédica intensa del amor de Dios sin descanso y con tesón. Luego San Pablo fue recogiendo los relatos de los seguidores de Jesús. También lo que el añadió de su intelecto con las cartas a las diversas congregaciones de los noveles cristianos establecidos en diversas iglesias a orillas del Mar Mediterráneo. San Pablo contó con la ayuda de un equipo de escritores para constancia y perdurabilidad de un mensaje de amor y salvación para la humanidad.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas