La FED no se fía del repunte económico en EE.UU.

La FED no se fía del repunte económico en EE.UU.

Washington. La economía estadounidense continuó su recuperación durante 2015, con un sostenido descenso del desempleo y un sólido crecimiento, aunque la baja inflación y los altibajos mundiales han sembrado dudas sobre la fecha de la esperada alza de tipos de interés, la primera en el país desde 2006.

Los datos apuntan a una expansión económica en torno al 2,5 % en 2015, en línea con el 2,4 % registrado el pasado año; y acompañada por una paulatina rebaja del desempleo, cuya tasa se encuentra en el 5 %, la menor desde 2008.   Pero esto no parece suficiente, ya que aunque la Fed reconoce el positivo comportamiento de la economía nacional tras dejar atrás finalmente la “Gran Recesión”, como es conocida la aguda crisis financiera de 2008, el banco central se ha mostrado temeroso de llevar adelante de manera prematura el inicio del ajuste monetario.

Si se compara con otras economías avanzadas como la japonesa o la del euro, atrapadas en unas tasas de crecimiento exiguas, los indicadores de EE.UU. serían motivo de alegría.   Pero para la primera economía mundial, habituada a fuertes rebotes tras las crisis, se trata de cifras que sin ser desalentadoras no invitan demasiado al optimismo.   De hecho, el economista jefe del Goldman Sachs, Jan Hatzius, ha calificado esta situación como la “recuperación de la tortuga”, apelativo sobre el que la Fed parece estar de acuerdo tal y como refleja su prudencia antes de elevar el precio del dinero.

En un primer momento, las dudas provenían de la baja inflación en EE.UU., apenas por encima del 0 %, y muy por debajo del objetivo del banco central del 2 % a medio plazo.   Durante todo el año, la presidenta de la Fed, Janet Yellen, achacó este bajo nivel de precios a la abrupta caída del barril de petróleo, como lastre para el repunte inflacionario.

Yellen ha insistido una y otra vez en que este elemento es “temporal”, e insiste en un alza progresiva a medio plazo.   Asimismo, la inesperada volatilidad financiera sufrida por China a finales de agosto, con abruptos descensos en sus mercados bursátiles y la intervención de las autoridades sobre la moneda local, sumada a la desaceleración del gigante asiático y otros emergentes fue utilizada como argumento para no mover los tipos de interés en la reunión de septiembre del banco central.

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