La Fed será optimista mientras el descenso no se vuelva  caos

La Fed será optimista mientras el descenso no se vuelva  caos

Por Krishna Guha
El dólar débil, que la semana pasada se hundió a su nivel más bajo desde la era de tasas de cambio flotantes empezó hace un cuarto de siglo. Lleva consigo beneficios y riesgos potenciales para la economía de Estados Unidos.

La mayoría de los comentaristas recalcan las consecuencias benignas para EEUU, mientras que destacan que podría tener efectos adversos en sus socios comerciales, en particular, en Europa.

Esta es, en esencial una perspectiva de cuenta corriente. Un dólar que cae -más un crecimiento más débil en EEUU que en el resto del mundo- impulsa las exportaciones netas y debe ayudar a compensar los efectos de la recesión inmobiliaria en EEUU en el crecimiento general.

David Heuther, jefe económico de la Asociación Nacional de Manufactureros, dice: “Las exportaciones siguen siendo fuertes y están manteniendo a flote la economía”.

Esto puede que exagere la situación, pero prácticamente todos los economista están esperando una contribución positiva al crecimiento de las exportaciones. Los inversionistas en acciones corrientes también se ven considerablemente agresivos, comprando acciones de exportación de las grandes.

Larry Meyer, presidente de Microeconomic Advisors, estima que las exportaciones netas deben contribuir con un cuarto de punto al producto interno bruto en 2008 y 2009, de una décima de punto este año.

“Nos da un colchón pequeño”, dice Meyer.

Este colchón no apareció accidentalmente. Los políticos de la Reserva Federal esperaban que reducir las tasas debilitaría el dólar e impulsaría las exportaciones netas; ese es uno de los canales mediante el cual esperaban estimular la economía.

Un dólar más suave, por supuesto, también presiona al alza la inflación, por la vía del costo de las importaciones de EEUU. Pero en años recientes, el “traspaso” de las tasas de cambio a los precios ha sido silenciada.

Sin embargo, mientras que un dólar débil ayuda en el corto plazo, en cuanto levanta la demanda y es deseable a largo plazo para ayudar a moderar los desbalances económicos globales, el riesgo está en que el deslizamiento del dólar empieza a salirse de control.

Esta es esencialmente una perspectiva de la cuenta de capital. EEUU tiene que continuar financiando un gran déficit de cuenta corrientes, que lo hace vulnerable a cualquier pérdida de la confianza en los activos estadounidenses.

Raghu Rajan, un profesor de la Universidad de Chicago, dice que el mundo podría pagar el precio de no ser capaz de facilitar el re-equilibrio global en tiempos más felices. El declive del dólar se está produciendo ahora en un entorno difícil.

El crecimiento se mantiene fuerte fuera de EEUU, pero los inversionistas extranjeros se sienten inseguros sobre los fundamentos económicos de EEUU, y de repente, menos confiados en su capacidad para valorar y comerciar activos de categoría denominados en dólares, incluyendo títulos respaldados por activos y compromisos de deuda garantizados.

Además, las tensiones dentro del bloque global del dólar se están intensificando, con EEUU en la necesidad de aliviar la política para desviar el riesgo de una recesión en momentos en que los grandes productores de petróleo, además de China y otros mercados emergentes cuyas monedas están formal o bien informalmente pegadas al dólar, necesitan ajustar su política para defenderse de la inflación.

Todos estos factores incrementan el riesgo de que el actual descenso ordenado del dólar pudiera salir del control.

En realidad, algunos economistas especulan que el descenso en el dólar ya podría, en parte, estar reflejando una disminución en la demanda de activos estadounidenses, además del impacto esperado de las tasas más bajas.

La Fed no se va a preocupar siquiera por un descenso significativo y sostenido del dólar, siempre que sea en orden. Sin embargo, Eswar Prasad, un profesor de Cornell, dice que mientras más persistente sea el dscenso del dólar, más probable será que empiece a contribuir con la inflación.

Además, si el dólar entrara en una fase de caída libre, muchos economistas creen que el banco central se vería forzado a abandonar sus esfuerzos por respaldar el crecimiento.

“La Fed tendría que elevar las tasas de interés, como hicieron Gran Bretaña y Suecia en 1992”, dice Jeff Frankel, un profesor de Harvard.

Veámoslo de otro modo: existen variantes plausibles en los cuales el llamado “put” de la Fed -la suposición del mercado de que la Fed va a rescatar la economía de cualquier desgracia- saldría del juego.

Hay dos señales de alerta que indicarían que el declive del dólar se está poniendo feo.

Primero, una volatilidad exagerada en el propio dólar. Segundo, pruebas de que el movimiento a la baja en el dólar está acompañado de presiones hacia arriba en las primas de riesgo de EEUU, y precios en los activos financieros de EEUU que bajan.

Hasta ahora, estos indicadores son tranquilizadores: las primas de riesgo se han moderado durante los últimos 15 días mientras el dólar ha caído. Pero es demasiado temprano para decir que todo está despejado.

Los políticos de la Fed, mientras tanto, se mantienen esperanzados de que sus principales objetivos de política formal –mercados que funcionan, inflación baja y estable, y crecimiento sostenible- son consistentes con las exigencias de los inversionistas extranjeros.

Ken Rogoff, un profesor de Harvard, comentó lo siguiente: “Si la Fed es capaz de realizar un buen trabajo de ingeniería alejando la economía de una recesión profunda, será una gran contribución para evitar que el dólar colapse”.

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EEUU necesita una “nueva visión” sobre el  comercio

Por Eoin Callan

En Washington

Estados Unidos no podrá ejercer liderazgo en la política de comercio en el exterior, hasta que no logre restablecer un consenso interno, dijo Max Baucus, el senador demócrata el martes, en un discurso que critica a algunos dentro de su propio partido.

El presidente del comité del Senado que supervisa los acuerdos comerciales de EEUU fustigó a “los líderes políticos que tocan para el auditorio” y dijo que los demócratas tienen que reclamar su “legado internacionalista progresista”.

Baucus pidió nuevas conversaciones sobre libre comercio con economías como Japón, India e Indonesia.

Este discurso clave ha sido el llamado más fuerte hasta ahora de un líder demócratas a los miembros del partido para que moderen sus críticas hacia la política comercial y apoyen nuevos acuerdos.

Esta arenga se produce cuando los demócratas se preparan para los votos divididos sobre el pacto de comercio firmado con Perú, que ha sido enmendado para incluir protección al trabajo y el medio ambiente, y que se espera que sea aprobado por el comité de finanzas del Senado hoy jueves.

La votación pondrá a prueba el apoyo demócrata a la política de comercio que ha sido criticada de manera creciente por los candidatos presidenciales del partido, incluyendo a  Hillary Clinton, Barack Obama y John Edwards.

El respaldo a los acuerdos del libre comercio suele ser decisivos para asegurar el apoyo de los negocios y de las donaciones para la campaña, y es lógico que a los líderes del partido les asuste alienar patrocinadores corporativos claves.

Mas de 140 compañías firmaron un carta dirigida a los miembros del Congreso que alerta sobre la adopción de medidas “de represalia” contra Pekín por las disputas comerciales recientes, y Baucus se hizo eco de este sentimiento.

 “Con demasiada frecuencia igualamos a China con todo lo que anda mal con la globalización y el comercio”, dijo, restando importancia a las expectativas de una aprobación inminente de una ley que permitiría imponer tarifas a importaciones chinas.

Pero mientras Buacus clamaba por un enfoque moderado de las relaciones con Pekín, sus colegas del Senado elevaron el tono de la retórica sobre los  retiros de productos fabricados en China, provocados por temores con la seguridad,

Sherrod Brown, senador demócrata por Ohio, pidió el martes que se  realicen investigaciones sobre el uso de pintura con plomo en productos, antes de Halloween.

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Europa pide  EEUU emprenda acciones fuertes con el dólar

Por Tony Barber  y Ralph Atkins

Em Brusaelas Y Fráncfort

Los políticos de la eurozona pedirán a Estados Unidos y otros países en la próxima reunión del G7 que adopten una posición firme contra la volatilidad de la tasa de cambio, en un esfuerzo por detener la caída del dólar estadounidense frente al euro, dijeron ayer funcionarios de la Unión Europea.

Los ministros de Finanzas de la eurozona de 13 naciones planean forjar una posición común en Luxemburgo el lunes próximo, 11 días antes de la reunión en Washington de los banqueros centrales y ministros del Grupo de los Siete países más industrializados.

Los políticos y líderes de negocios han expresado crecientes y fuertes advertencias sobre el declive del dólar desde que el euro subió por encima de US$1.40 el 20 de septiembre por primera vez desde su lanzamiento en 1999. el euro alcanzó una altura el lunes de US$1.4281.

Jean-Claude Juncker, presidente del grupo de ministros de finanzas de la eurozona, dijo este lunes que el aumento del euro “tiende a preocuparnos mucho” y que ya no es aceptable que Europa esté recibiendo los golpes de “las consecuencias de los desbalances globales existentes”.

Christine Lagarde, ministra de Finanzas de Francia, dijo en una entrevista a  Les Echos: “me gustaría volver a oír a [secretario del Tesoro] Henry Paulson decir alto y claro que un dólar fuerte es bueno para la economía de EEUU”. 

EEUU no ha dado señales públicas todavía de qué lenguaje va a aceptar sobre las tasas de cambio en el comunicado que se publicará en la reunión del G7.

Esos comunicados tienen que contar con el consentimiento de los siete gobiernos -Canadá, Francia, Alemania, Italia, Japón, el Reino Unido y Estados Unidos- y en particular, Washington puede contar con el respaldo  del RU para resistir una redacción que cuestione  implícitamente el papel de los mercados monetarios en la determinación de las tasas de cambio.

EEUU también tiene interés en destacar la necesidad de que China acepte una mayor flexibilidad en su régimen de tasa de cambio para que pueda abordar el problema de su enorme excedente en la cuenta corriente.

En Europa, Jean-Claude Trichet, el presidente del Banco Central europeo se ha vuelto obviamente más estridente en los últimos días, al hacer hincapié en el interés de EEUU en un dólar fuerte.

Sus comentarios pueden reflejar la preocupación del BCE sobre los temores de presiones inflacionarias de EEUU, después que la Reserva Federal redujera su tasa de interés patrón el 18 de septiembre en 0.5 puntos porcentuales, a 4.75%.

Aunque las expectativas de inflación en la eurozona pudieran mantenerse sin cambios, la experiencia de EEUU pudiera fortalecer la decisión del BCE de mantener la línea contra la inflación en la eurozona, que el mes pasado subió por encima de su meta, de una tasa anual de “por debajo, pero cerca de” 2%.

El consejo de gobierno del BCE se reune hoy en Viena, cuando se espera que mantenga firme su tasa de interés principal en 4%.

Con un crecimiento en la eurozona que está dando muestras claras de debilitamiento, y la contracción global del crédito extendiendo una sombra sobre el panorama, las posibilidades de otra alza en la tasa del BCE prácticamente han desaparecido.

Y mientras que los comentarios de Trichet posteriores a la reunión del BCE pudieran reconocer el cambio de perspectiva de la eurozona, es probable que, de todas formas, mantenga un tono agresivo.

En Malta, el lunes, Trichet dijo que él “había notado con extrema atención que el secretario del Tesoro de EEUU y […] la Reserva Federal que a EEUU le interesa contar con un dólar fuerte”.

Robert Barrie, economista para Europa en Credit Suisse, dijo que la combinación de una moneda que se fortalece y una economía que se debilita está resultando rara para el Banco Central Europeo. Los comentarios de Trichet pudieran haber sido “el inicio de los intentos por embarcarse en una intervención verbal”.

VERSION IVAN PEREZ CARRION

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