La felicidad favorece la salud de las personas

La felicidad favorece la salud de las personas

“La felicidad humana generalmente no se logra con grandes golpes de suerte, que pueden ocurrir a veces, sino con pequeñas cosas que ocurren todos los días”, afirmó dos siglos atrás el político estadounidense Benjamín Franklin.

Hoy, con cientos de estudios publicados respecto a la felicidad, cabe asegurar que no solo es la gran meta que persigue en su vida todo ser humano, sino un indicador de la salud.

“Sabemos que las personas felices y dichosas viven  más años. Hay datos muy claros que demuestran que la infelicidad o la depresión acortan los años y la calidad de vida, mientras que el optimismo y la alegría tienen el efecto contrario”, afirma el catedrático Carmelo Vázquez.

Recientes investigaciones apuntan a que las emociones positivas ayudan a prevenir la aparición de determinadas enfermedades. No solo el amor, el humor y la inspiración creativa producen bienestar, sino también el optimismo, el altruismo y el esfuerzo de superación personal. Según este experto, existen claves muy relevantes para aprender a ser feliz. “Sabemos que nadie nace desdichado. De modo que si se aprende a ser infeliz, se puede aprender a ser más dichoso. Las relaciones íntimas y plenas con otras personas son una de las claves más importantes, pues al fin y al cabo somos animales sociales”. La felicidad es un estado emocional en el que confluyen tanto factores voluntarios como involuntarios.

Sentirnos bien con nosotros mismos y el entorno que nos rodea, permite mantener o incluso mejorar la salud.

La felicidad no tiene edad

La felicidad en la vejez depende más de una actitud  positiva que de la salud que se tenga,  señala un estudio realizado por el instituto SIRA perteneciente a la Universidad de California.

En esta investigación se examinó a 500 voluntarios de edades comprendidas entre los 60 y 98 años, que vivían independientes aunque habían padecido diversas enfermedades, como el cáncer, fallos cardiacos, diabetes, problemas mentales y otras disfunciones.

La investigación señala que el optimista y la actitud de “hacer frente” a las cosas son más importantes para conseguir un envejecimiento exitoso que las mediciones de salud y bienestar. Es decir, que únicamente el buen estado físico no es sinónimo de un envejecimiento óptimo.

La investigación también ha demostrado que la gente que dedica un tiempo al día para socializar, leer o participar en otras actividades de ocio, tiene un nivel de satisfacción más alto en la vejez.

Uno de los descubrimientos más interesantes de los últimos años es que las personas mayores tienen tantas emociones positivas como los jóvenes; pero sobre todo, tienen menos emociones negativas. De modo que la idea de la vejez como una etapa sombría de nuestras vidas es radicalmente falsa, si nos atenemos a los datos disponibles.

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