La felicidad vista por Silié Ruiz

La felicidad vista por Silié Ruiz

José Silié Ruiz es un reputado neurólogo que tiene la virtud de que escribe como habla y vive como piensa. Su seducción por la neurociencia y su dominio del cerebro lo motiva a defender la postura biologicista y estructural de la felicidad en manos del cerebro. Así lo expuso hace unos años en una reflexión con el destacado cardiólogo Jochi Herrera, y más que nada, delante del poeta y filósofo José Mármol. Confieso que le escuché y decidí aguantarme para no expresar mi reflexión sobre la felicidad, el placer, el bienestar, vista desde una posición más amplia sobre la felicidad, argumentada desde la filosofía, la espiritualidad, el humanismo, las actitudes emociones, y el existencialismo.

Refiere Silié: “la felicidad es condicionamiento mental asumido frente a la vida”. De ser así, la mayoría de las personas lograrían a través de esos estímulos reforzados del bienestar, del placer y de la auto-gratificación lograr su felicidad. Pero aun más, cada quien podría ser feliz así por así, porque logre las metas, los objetivos, las estrategias o los propósitos. Sé que Silié Ruiz sabe de cerebro y que contextualiza la diversidad de la vida, dada su inteligencia social y cognitiva; más sus habilidades y olfato como clínico y cientista.

Comparto como psiquiatra: el cerebro con el neurólogo Ruiz, y defiendo su postura sobre el placer y la autogratificación de la dopamina, como neurotransmisor, y las funciones de otras áreas: las amígdalas, el hipocampo, la corteza singulada anterior, el núcleo acumbens y el área pre-frontal, tal como señala el destacado neurólogo en sus artículos de psicoeducación sobre la felicidad. La discusión sería que, la felicidad es una construcción o un aprendizaje en las actitudes emocionales positivas: amor, alegría, compasión, altruismo, solidaridad, espiritualidad, perdón y felicidad para adoptarlas y hacerlas partes de los rasgos de la personalidad: que son forma de reaccionar de la misma manera en diferentes circunstancias. Esa dimensión es la que lleva a las personas a sentir la felicidad. Dado la paz y el bienestar de asumir la vida sin dañar a los demás; pero también, descubrir y vivir la existencia con sentido de vida, de utilidad y de trascendencia. Esas actitudes emocionales son perdurables, estables, constantes y tangibles en el accionar social, e individual. Diría Silié Ruiz, estamos en lo mismo, debido a que esas emociones están en el cerebro. Sin embargo, las personas dañadas y patologizadas tienen y asumen actitudes emocionales negativas: ira, enojo, frustraciones, resentimientos, odio, culpa, envidia y maledicencia. De ahí, colega y amigo, más que (condicionamiento-resultado) es una actitud que se educa, se aprende y se decide en la vida para diferenciar la felicidad de momentos felices, o autogratificación y bienestar, de armonía existencial. Pienso que aquí descansa la trampa del hombre posmoderno: renunciar del ser, para asumir el parecer; deglutir el hedonismo, el placer y la autogratificación inmediata como felicidad. El consumismo, lo visual, lo erótico y el confort han conquistado el cerebro y vanidad del humano. La felicidad se dimensiona cuando es social, más que individual; cuando deja de ser egocéntrica para ser colectiva. Por eso el narcisista, el psicópata, el dependiente, el pasivo-agresivo no puede conquistar la felicidad. Amigo Silié, la patología está en el cerebro, en lo social, en lo espiritual.

Así como la calidad y calidez de vida no tiene una relación directa con el ingreso de vida, sino con la cultura y la educación. Así la felicidad, amigo, se diferencia y pone su distancia, con el bienestar, el confort, el estatus, y el estilo de vida. Usted y yo lo hemos visto en la práctica médica, en la vida social, y en la miseria humana en que viven los que asumen momentos felices y no felicidad existencial. Sé que las tertulias son espacios significativos en tu vida, allí te espero, como decía el padre Uranga: cuando quiera, como quiera y donde quiera.

 

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