La comunidad de Villa Mella, en Santo Domingo Norte, concluyó ayer la celebración de su Segunda Feria del Chicharrón, movida por el orgullo y la necesidad de mantener viva una tradición, ya que la actividad de tres días no tuvo apoyo de ninguna entidad del Estado.
La fiesta en que se convierte la venta masiva del chicharrón no contó con respaldo del Ayuntamiento ni de la secretaría de Cultura, lo que indignó a sus organizadores. Para los villamelleros es una paradoja que se enaltezcan al saber que desde el año 2001 la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) declaró su Cofradía del Espíritu Santo Patrimonio oral e intangible de la Humanidad.
La Feria del Chicharrón fue instalada en el derredor del Parque de Villa Mella, espacio que la gente colmó desde la noche del viernes, cuando se montó el espectáculo folklórico que abrió la exhibición del chicharrón: carne frita que resulta después de que se consume la grasa del cerdo.
Personas de distintas partes del país acudieron a degustar los platos que preparan familias con tradición en ese arte, al estilo del villamellero: Con cazabe y yuca, o con plátano frito.
Cerca de la 1:00 de la tarde ayer, Lesy Ramos y sus primas Jennifer y Jany no daban abasto cortando y pesando chicharrón para servir al grupo de capitaleños que sorpresivamente se presentó a su mesa; el gerente de operaciones de la actividad, Engenio Antonio Correa, se maravillaba al valorar el éxito de la feria.
Agradeció el masivo respaldo que la gente dio a la feria que organizó la Fundación Pro Conservación y Difusión de la Cultura de Villa Mella, que preside el profesor Andrés Fortunato Victoria. Este encuentro es por el interés que tiene la sociedad de que se retomen los valores de identidad.
Dedicatoria
Estuvo dedicada a los folcloristas Alejandro Moreno, Punto Pacheco, Niquin y el palero Moreno Graciano. La presentación del chicharrón las realizaban los antecesores de los pobladores de Villa Mella en tiempos de las Devastaciones de Osorio, como una forma de ofertar la carne de cerdo a quienes pasaban por los rieles.