La Feria Internacional del Libro se ha convertido en los últimos  años en el principal evento cultural del país. La Plaza de la Cultura ha sido el escenario por excelencia de esa magna actividad. Inicialmente, se realizaba en la Fortaleza Ozama.

En la gestión del Lic. José Rafael Lantigua la llamada fiesta de la cultura se institucionalizó, logrando hasta ahora su mayor esplendor, gracias, entre otras cosas, al apoyo económico de los gobiernos de Leonel Fernández, pero esa época de las vacas gordas terminó, y el nuevo Ministro José Antonio Rodríguez enfrenta el difícil desafío de montar el próximo año una feria con un presupuesto limitado por las circunstancias actuales.

Por ello,  Rodríguez plantea la celebración en San Soucí de la XVI Feria Internacional del Libro 2013, con lo cual se ahorraría, según sus palabras, cincuenta millones de pesos. La idea o el invento, como se quiera llamar, luce atractiva y racional, fundamentalmente desde el punto de vista económico.  Se supone que este posible cambio ha sido objeto de un estudio profundo de parte de los organizadores de ese prestigioso evento, y que como ha explicado el flamante Ministro de Cultura aparte de las conveniencias financieras se aprovecharían los atractivos naturales, marítimos y turísticos de San Soucí.

Al laureado cantautor dominicano José Antonio Rodríguez, que se le cuestiona por no ser un verdadero intelectual de fuste, hay que apoyarlo para que en medio de esta gran crisis realice una gestión positiva y decente, a fin de que llene las expectativas del país y las del propio presidente Danilo Medina, que sorprendió a muchos con su designación.

La Feria Internacional del Libro ya es un patrimonio de la nación y por tanto todos debemos seguir luchando por su engrandecimiento y fortalecimiento.