¿La FIACI 2024, primera o única?

¿La FIACI 2024, primera o única?

Quienes escriben sobre arte… deben decir la verdad -toda y solamente- siempre que sea posible, teniendo en cuenta que se trata de un tema subjetivo y apasionado (lo decía Charles Baudelaire), y –opinión nuestra- siempre que beneficie al avance del arte, a su difusión, y a la condición de los artistas.

Cuando se nos anunció concretamente la celebración de la feria, algunos meses antes de su apertura, aunque rumores iban corriendo desde hace tiempo, no la vimos con simpatía porque alteraría la programación -ya establecida de las exposiciones-. Pero, como reza la locución latina “alea jacta est” -la suerte está echada-, era ya un hecho… solamente quedaba esperar y ver.

Fueron preparativos complejos, que requirieron el acondicionamiento de los locales, sobre todo el Palacio de Bellas Artes. La curiosidad sustituyó el pesimismo… y, hecho muy importante, el concepto de la FIACI cambió…

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Anunciado como la convocatoria de decenas de galerías de arte, foráneas sobre todo, aquí contamos muy pocas-, en principio iba a ser una Feria – citemos Art Basel, Frieze, París-.

Iban a presentar expositores y obras, con el propósito, más allá de la exhibición- de venderlas… En principio, alquilaban sus casetas o “stands”, propuestos al público.

¡Sin embargo, resultó totalmente distinta!

De Feria a Exposición

El concepto y la realidad cambiaron. Aunque el evento conservó su nombre, no fue una feria de arte, sino una magna exposición. No hubo galerías, no se pagó alquiler, no hubo un comité de selección, como se acostumbra en cualquier parte del mundo.

Y fue realmente una colaboración entre el sector oficial y el sector privado. Las instituciones estatales no cobraron alquiler. Fuertes patrocinios empresariales permitieron su realización.

Ahora bien, nuestras informaciones solo tienen un valor relativo, ya que no tuvimos ninguna participación en la organización…

La experta de muchos años y galerista colombiana, Luz Botero, que ya había gestado una muestra de escultura en el Museo de Arte Moderno, hizo una labor extraordinaria, firme, atrevida, encabezando sola curaduría, gerencia y responsabilidad, increíblemente trabajadora. Evidentemente, se rodeó de un equipo, muy competente, dirigido por Carol Féliz, para la realización de gestiones y labores necesarias -como construcciones interiores y pintura-.

Es obvio que, internacionalmente, la República Dominicana carece de reputación en los negocios de arte, aunque aumentan los coleccionistas, incluyendo a jóvenes. Una feria convencional, con decenas de galerías de arte -con unas cuantas hegemónicas-, proponiendo obras onerosas, de “ilustres” maestros, no podía ser, y las galerías no hubieran acudido.

Luz Botero eligió la opción correcta: una inmensa exposición, repartida entre cinco lugares de alto prestigio, que presentaba artistas dominicanos, latinoamericanos, europeos (pocos) y algunas excepciones de otros hemisferios.

La historia del arte dominicano no faltó en el Centro Cultural Banreservas. La Galería Nacional de Bellas Artes y el Museo de Arte Moderno aliaron, en sus espacios, a artistas iberoamericanos y dominicanos, todos a un nivel de maestría.

La calidad y la diversidad de los expositores sedujeron al público nuestro- de distintos orígenes y clases-, que nunca habían acudido tan numerosos a exposiciones colectivas, llegando a hacer fila en el exterior.

Una magnífica muestra

Afirmamos que jamás se había presentado en nuestro país una exposición, no solamente tan extensa y repartida en cinco centros, juntando y alternando dibujos, pinturas, videos, esculturas, instalaciones, fotografías (en el Centro León), de artistas, todos, con un currículum profesional impresionante. Trátese de artistas dominicanos o extranjeros, que “alternaban” en las mismas salas. Una óptima decisión.

Ahora bien, agradecemos especialmente a la FIACI, haber expuesto tantas obras escultóricas, – (en Arte San Ramón, un ejemplo…)- que revelaron la riqueza de la escultura contemporánea, abstracción, resina, metal especialmente, distintas volumetrías y escalas, a la vez perfectas técnicamente, fuertes y moderadamente agresivas aún. La representación pictórica solía fundir la técnica incuestionable, la singularidad y el mensaje. El compromiso jamás faltaba. Mencionaremos también las actividades de animación, conferencias y conversatorios.

¡Y cuánto nos agradaron contundencia y preponderancia de la estupenda plástica colombiana! Otro país muy destacado fue Cuba, que tampoco vemos aquí… La FIACI nos hizo sentir cuán aislados estamos en arte, tanto en conocer movimientos y autores del exterior –y no solo por internet-, como en proyectar a nuestros artistas hacia otros horizontes…

Otra edición de la FIACI

Esperamos, que haya otra edición de la FIACI en 2025 o 2026, como era la intención inicial. Ojalá esa ambición pueda concretarse.

En parte, dependerá de las adquisiciones de obras de arte, aunque esta hipótesis no condicione presente y futuro, como en las tradicionales “ferias”, cuyas galerías quieren y necesitan vender sus propuestas.

Repetimos que la FIACI ha sido un éxito, pero que puede todavía pretender más, mejorando la curaduría, poco apreciable: orientación y circuito – en parte con textos y diseños espaciales, particularmente en Bellas Artes –hubieran sido bienvenidos. Igualmente, la museografía ameritaba mayor esmero, respondiendo al impacto de las piezas.

Queremos hacer otra observación: la muy hermosa artesanía colombiana y dominicana, pasó casi desapercibida en Bellas Artes. Por su cantidad y calidad, debía exponerse en otro lugar, y los había dispuestos…

La centralización organizativa es una ventaja, preservando de errancias y errores, pero hay inconvenientes, esencialmente en detalles y asuntos transversales, susceptibles de atentar a la perfección. Nos parece fácil brindarles remedio, mediante colaboraciones controladas.

¡La FIACI es un acontecimiento… y merece futuro!

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