La fibra, prodigio de la naturaleza y del arte

La fibra, prodigio de la naturaleza y del arte

Hay las exposiciones previstas y esperadas, hay otras que son un descubrimiento y una sorpresa. Si se habla de revelación, puede implicar a un talento emergente… Esto no es el caso. La exposición sorprendente, desplegada en la gran nave del Centro Cultural de España y en una sala adyacente, tiene como “autora” a Natalia Ortega, una artista magistral y sobre todo singular. Es lo más importante, pues si hay bastante artistas magistrales, pocos son singulares.

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Evolución y desarrollo

De hecho, vimos por primera vez obras de Natalia Ortega en la exposición “Away” de la Unesco. Eran artistas mujeres dominicanas residiendo en el exterior. Natalia, ya muy notable, había traído de Holanda fotografías y objetos extraños, dispuestos en un mural…

Más de 15 años han transcurrido y, si su talento se ha mantenido y crecido, las categorías creativas y los materiales han evolucionado de un modo ejemplar, volcándose hacia la insularidad caribeña y su tierra – es la palabra justa-.

Su pieza, premiada en el XXIII Concurso Eduardo León Jimenes, causó sensación. Era una cerámica, hermosa, simple, “afectiva”, pero Natalia Ortega la había convertido en un terreno fértil, lindo contraste de color entre la terracota y la hierba verdeante que iba creciendo. Nunca la olvidaremos en la entrada del Centro León. Ya la suerte estaba echada…

Desde entonces, la artista se sumergiría en la naturaleza, en su protección, en la investigación de sus recursos y cómo llevarlos a su producción de artista-artesana. ¡Así nació la “primera fibra” de coco en la colectiva Panorama de Hoy, vuelta “disciplina”, -título dos veces evocador- con unas fustas de colores!

Pero no preveíamos la pluralidad, el estallido, la apropiación espacial, que imponen su generosidad apasionada en el Centro Cultural de España, y propician además una percepción plural: mirar, tocar, oler, oír…

Natalia presenta una gran exposición ecológica y por tanto militante, a favor de la naturaleza criolla. Ella sabe dar una lección y una fruición.

La Fibra

Aquella geometría sensible de tallos de bambú sobre un azul profundo, que inicia y anuncia la exposición, emociona estéticamente e invita a entrar.

Natalia Ortega, artesana y artista – como lo repite ella misma-, superando ambos oficios, ha realizado verdaderas esculturas textiles, aliando temas simples, esmerada técnica y riqueza de materiales, impecablemente trabajados.

Si la fibra de coco domina en aquellas piezas de pared, hay una potencialidad y diversidad de elementos vegetales a descubrir, y obviamente necesitaríamos un taller para conocer y apreciarlos todos. ¡Cuánta plenitud comunican estas tramas orgánicas y refinadas, hasta sofisticadas en sus orillas y acabados, contornos animados y frágiles que evolucionan distintamente de obra en obra!

Y en esta nave histórica, muy pronto nuestros ojos se elevan hasta el techo, maravillados ante aquellos arabescos que desmaterializan el volumen y se apropian de las sombras para enriquecer la realidad visual. ¡Es un espectáculo de luces, de vibraciones, de sinuosidades! ¡Es un itinerario mágico de ramilletes, de ensamblajes que se yuxtaponen en el aire!

Luego, recorremos, casi metódicamente, el circuito de estos cuadros suavemente tridimensionales. Los colores cantan, se introducen fibras diversas, hay leves efectos de relieve, pero con un rechazo de la profundidad… Aquí, todo se sitúa en matices.

…. Nuestro recorrido sigue por la salita, que multiplica, para prolongar nuestro deleite, los pequeños paneles y esculturas textiles, jamás idénticos y repetidos… De repente, llama mucho la atención en el piso una escultura “estable”, algo barroca, tan diferente en volúmenes y materiales… De hecho, es un instrumento musical, el “Coco resonador”: ¡aquí los cocos producen los sonidos! Quien lo toca es Ricardo Morillo, el esposo de Natalia y uno de los mejores percusionistas del país.

Coda

“La Fibra” nos ha fascinado. Estamos conscientes de que la exposición es el resultado de años de investigación y estudios, de recolección y elaboración de materiales vegetales, finalmente de su transformación creadora en un arte, sutil y vigoroso, original e innovador. Este logro, genuinamente dominicano, que fusiona las ciencias humanas y el amor por la naturaleza, amerita respeto, admiración y estímulo. ¡Sabemos que Natalia Ortega, exitosa, seguirá adelante!

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