La fiebre no está en la sábana

La fiebre no está en la sábana

El sueldo cebolla, porque da ganas de llorar, que gana un policía puede ser motivo de inconformidad y disgusto, y puede generar hasta una situación de malestar en la persona. Y fue lo que expresó el policía por las redes sociales. Y de alguna manera, creo que hasta el Presidente de la República es consciente de eso.
Lo sé porque cuando lo acompañé siendo embajador en Colombia a una reunión con el Ministro de Interior y autoridades policiales en esa nación, recuerdo que preguntó cuál era el salario mínimo de un policía colombiano. Y se le informó. Allá un policía gana un salario mínimo de unos 500 dólares. A eso hay que agregar los incentivos para él y sus familiares. Y se inquietó el mandatario en preguntar cómo evitar la corrupción al interior de la policía ante bajos salarios.

Y también hay que recordar que el primer mandatario habló de la necesidad de aumentar los salarios para hablar de productividad. Y lo planteó durante el lanzamiento de Iniciativa Presidencial para la Competitividad.

En las Naciones Unidas, hace poco, Danilo Medina identificó la desigualdad como el gran enemigo del desarrollo sostenible y la principal tarea pendiente del mundo, especialmente de Latinoamérica.
Y mencionó que América Latina es el área más desigual del mundo”, explicó el Gobernante dominicano. Recordó que aún hoy, el 10% más rico de los latinoamericanos capta el 32% de los ingresos y el 40% más pobre solo alcanza 15%.

La fortuna de los millonarios dominicanos es grande. Un rico puede ganar hasta 4 mil veces más que lo que gana un pobre, según estudios realizados.

La desigualdad no es una exclusiva responsabilidad del sector público. Llama la atención que el sector empresarial realiza eventos y analizan los retos para ser competitivo y para ser innovador. Y hablan del esquema impositivo, de mejora de la educación según el mercado laboral, de los recursos humanos, de modificación del Código de Trabajo, de liberar el transporte, de solucionar el problema eléctrico, del desafío de la apertura cubana. Pero en poco se menciona el tema de la desigualdad social.

De ahí que el mandatario expresara: “Necesitamos tanto de un sector productivo responsable, que garantice la generación de riqueza en todas las capas de la sociedad, como de un Estado activo y eficiente en la redistribución de la riqueza y la creación de oportunidades”.

La fiebre, pues, no está en la sábana; los bajos salarios son fruto de la desigualdad social; no es un tema para sacar provecho electoral. Se trata de hacer un esfuerzo conjunto entre el sector público y privado para aumentar la productividad de las empresas, incorporando una responsabilidad social corporativa, que tome en cuenta a los pobres con una mejor distribución de las riquezas de parte del Estado.

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