La fiesta del Chivo
Ejes femeninos para una película desde Isabella Rosellini hasta Sthepane Leonidas

La fiesta del Chivo<BR data-src=https://hoy.com.do/wp-content/uploads/2006/04/113EA5F2-E8CC-4696-8DE9-760D87A7EDC3.jpeg?x22434 decoding=async data-eio-rwidth=460 data-eio-rheight=345><noscript><img
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POR CARLOS FRANCISCO ELÍAS
1 / MUJERES, DICTADURA Y URANIAS.

En la película La Fiesta del Chivo (2006), al final si pensamos bien la  forma de aproximación al fenómeno de la dictadura, se puede notar que hay una apuesta clara a la intimidad, al carácter moral que la dictadura y los actos que dictador promovía en este sentido, en complicidad con quienes prefirieron esa deshonra con la pasividad ya conocida y comentada.

Este detalle de la película, su acusación moral tiene un soporte de actrices femeninas digno de analizar con detenimiento y mesura.

Para que una película elija el lado íntimo de una dictadura y sus modus operandi, necesita de actrices cuya actuación sea convincente.

El heho mismo  de que la película privilegie ese lado de abordaje,  revela una intención que resulta novedosa al tratar en la pantalla una dictadura latinoamericana: las dictaduras suelen tratarse al rojo vivo, se insiste mucho en el carácter represivo, en la sangre por la sangre, en los actos de muerte etc.. En La Fiesta del Chivo (2006) de Luis LLosa, basada en la novela homónima de Mario Vargas LLosa, se ha preferido un acercamiento íntimo, a partir del relato o largo flash back de Urania. En su contrapunto visual, aquel en el que en una mesa un grupo de mujeres confronta historias y se comunican hechos escondidos, allí en aquella secuencia, que es casi al final de la película, de repente nos vemos envuelto en un sanedrín femenino ( valga el atrevimiento religioso, porque no creo que en los sanedrines hubiera mujeres, en esos tiempos ) casi troyano, para mayor exotismo, sin estar vestidas de luto, porque el dolor también puede ser una huella interior, no tiene vestimenta preferida, no elige tiempo, se acuna y ya, ahí se queda dormido y taladrando.

Este punto de vista es inteligente, porque en general en una pelicula como esta, quizás se piense en que las derivaciones son otras, en otras palabras: la película otorga la voz a las mujeres y ello no es casual, ahí está el contubernio padre de la novela y padre de la criatura fílmica: entendieron que ciertamente la historia dominicana vinculada al dictador escondía estas  historias de escarnio moral y familiar de los personajes cercanos al régimen, que ese pequeños escándalos  pasaron a formar parte de una cadena silente de bochornosas historias escondidas, conocidas en secreto y mantenidas en secreto, pero el secreto mismo no escondía la secuela del dolor y la destrucción interior de las personas concientes de lo que sucedía, es el caso del personaje Urania adulta (Isabella Rosellini ) que tiene un peso particular en la película.

Porque si se piensa bien, el  crimen de las Hermanas Mirabal, como hecho de sangre, con el morbo de una trilogía criminal,  humana, solo podía ser obra de un enfermo misógeno, como obviamente era el caso de Rafael Leónidas Trujillo, en la valoración del tratamiento de este juicio moral a Trujillo vía la óptica de unas mujeres, no se debe perder de vista ese detalle…

 

2 / ACTORS STUDIO,

ISABELLA ROSELLINI

Y URANIA ADULTA.

Ella en aquella infausta rueda de prensa (donde el analfabetismo nuestro siempre hace gala de humor involuntario y amplia verguenza ajena) luego  de la presentación de la película, hacía referencia a que había trabajado el personaje de Urania, con los Metodos del  Actors Studio. Como se recordará el Actor´s Studio fue fundado por Elia Kazan, Cheryl Crawford y si mal no recuerdo, creo que Robert Lewis, fue dirigido por el peculiar Lee Strasberg desde 1951 hasta 1982, año de su muerte.

Allí formaron actores tales como Al Pacino, Ellen Burstyn y Harvey Keitel, entre otros, estos últimos son directivos del actual Actors Studio.

Cuando Isabella Rosellini se refiere a que trabajó el personaje de Urania allí en aquel lugar donde Lee  Strasberg, aparece en bata color vino por los pasillos, lo hace con criterio profesional: porque en el Actors Studio manejar emociones y transmitir emociones, es asunto real y de trascendencia, los actores valoran sus roles en función de un método, fue lo que ella hizo: estudiar a Urania según circunstancias, buscar las referencias de las atmósferas femeninas de la época, para ello tendría alguna tutoría dominicana, historias, testimonios.

Cuando Urania sale del hotel hacia aquella casa donde se hará ese juicio íntimo a la moral del “Jefe”,  encarnada por Isabella Rosellini, la actriz reconoce su responsabilidad en el rol asignado y sabe que es el punto de partida de una historia y que de ella dependerá lo verosimil de  todo lo narrado desde el inicio. El  rol de Isabela Rosellini tiene un peso especial en la cinta, es parte de una balanza actoral, que ayuda  con creces a darle vida de personaje a Urania adulta.

Era importante no sobreactuar, para que la película no fuera un vulgar melodrama, hay un tono equilibrado (si la actuación fura sonido) que permite un lectura sincera, eso  al margen del talento ya conocido de la  actriz, hace posible un tono justo, fino: que le da a la película un arranque de contenidas emociones, Isabella lo logra de modo impecable, desde el inicio hasta el final, de modo indiscutible.

Para el equilibrio se necesitaba otra  actriz, me refiero a Stephane Leonidas, joven actriz greco británica, que hace de Urania adolescente.

3/STEPHANIE LEONIDAS: LA FIESTA DEL CHIVO NOS DESCUBRE A URANIA ADOLESCENTE.

Actriz venida de la televisión, con presencia en la saga inglesa de Harry Potter, Stephanie Leonidas se convierte en un eje fundamental de la película, por eso sostengo la tesis del equilibrio histriónico entre una veterana, como Isabella Rosellini y el aporte del talento de esta joven, quien con su talento y aplomo encarna los momentos más difíciles de la historia narrada.

Son claves femeninas para reconfirmar un dolor y al mismo tiempo una posible esperanza.

Leonidas nos ayuda con fuerza y emoción a seguir ese trayecto del recuerdo de Urania ( Isabella Rosellini ), que mira a la lejana Uranita en sus días escolares, justo cuando el misterio y la barbarie nada sutil eran una forma de vida cotidiana, justo cuando el miedo como norma de vida se cruza con su visión ídilica de la vida.

Sostengo que cualquier error en la dirección de actores, especialmente en esta parte de la historia, hubiese acartonado toda la película, que no es el caso. Ella, Stepanie Leonidas, hace su aporte con un nivel de profesionalidad ( a juzgar por su breve filmografía ) de modo magistral, eso es indiscutible. Visión del drama contenido, fuerza y presencia física, lo que ella tiene en su ternura corporal, es la antípoda de lo que sentimos por el dictador cuando ejecuta su partitura de sangre e impotencia, opus decadencia…

La Fiesta del Chivo (2006) de Luis Llosa, quedará en nuestra bisoña historia fílmica como un reto reflexivo a creadores y cineastas, porque esa destrucción de la imagen del dictador Trujillo Molina, apenas se ha iniciado: entonces dejaremos de llamarlo y tendremos que mirar hacia nuestra propia realidad con vocación de transformación y trascendencia, que así sea.

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