La fiesta del libro y el arte del país

La fiesta del libro y el arte del país

POR MARIVELL CONTRERAS
Si hubiéramos llevado el paso a paso de prensa y publicidad de la Feria del Libro nos hubiéramos dado cuenta de que además de que leer ilumina, proporciona un inagotable caudal de energía para el trabajo y la creatividad.

En la IX Feria Internacional del Libro cabe todo el país y siendo honestos, cabe todo el mundo.  Ahí estarán pasiva y activamente todos los conocimientos del hombre expuestos y al servicio de todo el que asista del 24 de abril al 7 de mayor a la Plaza de la Cultura.

Todas las artes, todas, todas los géneros, todos.  Todas las gentes, desde el más simple hasta el presidente forman parte indispensable de este magno evento que es orgullo del país.

Ahí se podrán ver desde unos simples títeres para niños hasta la figura grande de Juan Luis Guerra testimoniando sobre la música de Dios. 

Más de 1,500 actividades culturales y artísticas al servicio del crecimiento intelectual y la sana diversión de la familia estarán al servicio de todos y de todas.

Hasta una alfombra de letras para aquellos que quizás se imaginaron que literatura no tiene ninguna vinculación con el glamour… se equivocaron y se darán cuenta de que la mejor fiesta del país, es precisamente la de la feria.

Sorprendimos con nuestra presencia al secretario de cultura José Rafael Lantigua en una de las tantas sesiones –ya de las últimas- que ha tenido en estos últimos meses con el equipo directivo y coordinar de la feria para asegurar que esta novena versión, sea todo lo exitosa que se ha planificado.

Por el constante flujo de informaciones que hemos recibido y por la cantidad de actividades, participaciones, invitados especiales, parecería que esta IX Feria Internacional del Libro de Santo Domingo, tenemos la sensación de que existen marcadas diferencias en las ferias de ayer y de hoy, compartimos esta opinión y él nos contesta: «Las Ferias del Libro de los dos periodos de gobierno del Presidente Leonel Fernández tienen notables diferencias organizativas y operativas con las del periodo 2000-2004. Creo que eso es muy obvio, que todo el mundo reconoce».

A seguidas explica que el pasado año se hizo un relanzamiento de la Feria Internacional del Libro con nuevo formato en todos los órdenes y que esto le mereció elogios en el país y en el exterior y que como resultado de ello «este año, se han desbordado todos los planes, debido a que ha venido una avalancha de solicitudes de participación del exterior, sobre todo de países que vienen con editores o escritores por primera vez, como Canada, Bolivia, Hungría, Holanda, Inglaterra, Suriname, entre otros».

Lantigua sostiene que «la feria de este año seguirá pues el mismo patrón de la del año pasado, pero siempre con aspectos renovados, pues la innovación –conforme los ejes temáticos de cada año- es parte de la dinámica del máximo evento cultural del país, del Caribe y Centroamérica».

Este año los ejes temáticos  son La Libertad (con motivo del 45º aniversario del fin de la dictadura de Trujillo); la gesta colombina (con motivo del 500º aniversario de muerte del Almirante de la Mar Océana); Pedro Henríquez Ureña (a propósito de recordar el 60º aniversario de su muerte en Argentina, país invitado de honor); y don Marcio Veloz Maggiolo (escritor a quien se le dedica el evento).

UNO MÁS EN EL EQUIPO

El que fuera el responsable de la puesta en funcionamiento de la primera experiencia en grande de la versión dominicana de una ostentosa feria internacional del libro se siente hoy, aún siendo el secretario de Cultura, como un miembro más del equipo de trabajo.

Tras culminar sus labores cada día en su despacho de la secretaría se dirige a la oficina de la feria a donde da seguimiento constante con los directores Alejandro Arvelo y Pedro Antonio Valdez y con los casi 50 coordinadores de las distintas áreas de la feria.

En estas reuniones escucha, propone, interviene y confronta a los distintos responsables en búsqueda de su máximo anhelo: que todo esté a tiempo para que mañana  a las 8 cuando quede inaugurado el evento, todo esté listo para dejar funcionando los distintos stand, espacios y montajes de la feria.

MC: ¿Qué emociones le produce ver cómo ha crecido esa feria que ideó en el 96 y que estrenó en el 97?

JRL: «La Feria del Libro es un gran esfuerzo de la comunidad cultural, a la que se integran no sólo los escritores, los editores o los libreros, sino también la gente del teatro y la danza, del espectáculo, de las artes visuales, historiadores, documentalistas, cineastas, en fin, una gran tropa cultural que es dueña de este evento».

Considera que todos los protagonistas de la feria viven la la emoción de ser parte de la historia de esta suprema expresión y proyección de la cultura dominicana «desde el Presidente de la República que nos instruyó en 1997 para que la eleváramos de categoría convirtiéndola en internacional, y que ahora nos instruyó llevarla a dos semanas de duración para que la gente disfrute con mayor tiempo el amplio contenido del evento, hasta el guía o el obrero más humilde que se involucra cada año en su dinámica. Me parece que yo soy solamente uno más en este gran equipo.

MC: Ser el secretario de cultura, organismo superior que tiene a su cargo este evento, le permite no solo esa supervisión constante de todo lo que pasa, el delineamiento y ¿una mayor posibilidad de realizar…?

JRL: «De realizar, de concebir, de proyectar valores culturales que son parte de una pasión personal, de una vivencia particular, de una visión y de una práctica de la cultura, que me permite  ayudar a otros a realizar sus sueños y sus proyectos. Las limitaciones son múltiples, pero vamos avanzando a todo vapor hacia un nuevo estamento de progreso cultural, después de largos decenios en que nuestros actores culturales veían pasar los años sin realizaciones cimeras».

Entiende que existe aún un trecho largo todavía por delante, pero que la Feria del Libro expresa «una oportunidad y un desafío para cumplir las metas supremas que la cultura dominicana demanda».

«Por suerte», cuenta en el Palacio Nacional, con  «alguien que escucha, que atiende y que aporta permanentemente a la consecución de estos grandes objetivos».

Siente que el país todo está «en un tiempo distinto para la cultura, sin duda alguna. Lo decía Roberto Cassá, hombre probo y de pensar independiente, que por primera vez se nota que la cultura está en el centro de atención de un gobierno».

UNA FERIA QUE REINVENTAMOS

El escritor, critico literaio y poeta es un amante de las ferias del libro que aún antes de asumir las responsabilidades públicas y políticas que ahora tiene era un gran amante de este tipo de eventos y visitante asiduo de las principales ferias del mundo.

Conscientes de este conocimiento le acotamos que la República Dominicana es tal vez una de las pocas en que  la feria se vive como una fiesta, como una gran y constante exposición del arte y la cultura del país,pero que nos gustaría saber si existe una referencia anterior.

«No lo creo. Conozco las principales ferias del mundo, de Guadalajara a Francfurt, esta última que es la madre de todas las ferias. Ninguna se nos asemeja. En la mayoría de los casos, son ferias muy atractivas para el mundo editorial, para la venta de franquicias editoriales, para la compra y venta de libros, pero les falta el programa cultural activo, que convierte la nuestra en una verdadera fiesta cultural», responde.

Explica que cada vez hay más gente interesada en venir a conocer lo que sucede aquí y que recientemente en España recibió la inquietud de gente que declaraba querer venir «a conocer ese suceso del que todo el mundo habla».

A su entender todos debemos sentirnos muy orgullosos, porque la Feria del Libro de Santo Domingo se ha convertido, sin necesidad de propaganda, en la mejor del Caribe y Centroamérica.

«Ni Cuba, ni Puerto Rico, ni Costa Rica, ni ningún otro país caribeño o centroamericano tiene una feria tan rica como la nuestra, rica en contenido, rica en ventas, rica en promoción cultural, rica en participación nacional e internacional, rica en presencia de público», afirma.

Las ciudades que tienen grandes y reconocidas ferias como la de Guadalajara, Buenos Aires, Colombia, son ferias muy estrictas en sus horarios y muy ceñidas al mundo editorial «obviamente son ferias estupendas, pero la dominicana es una fiesta de la cultura, y por eso con los años, habrá de convertirse hasta en un objetivo turístico de gran alcance».

El marcado interés que provoca es el que trae periodistas de medios de Puerto Rico, Miami, Atlanta, España, a cubrir el evento, y que estas «vienen por cuenta propia. CNN en español decía en días pasados en una de sus emisiones que las tres grandes citas culturales de abril en América Latina son las feria del libro de Colombia, Buenos Aires y Santo Domingo. Nos ha costado nueve años –menos cuatro perdidos- para que se nos ponga en el mapa cultural de América Latina. Y, seguimos avanzando».

MC: Sé que está muy ocupado, pero ¿puede dar, alguna indicación, consejo o referencia especial para los habitues o los nuevos visitantes de la Feria del Libro?

JRL: «Que vengan preparados a buscar la mejor de las diversiones, la que proporciona la cultura. Habrá para todos los gustos y preferencias culturales: junto al libro, gran protagonista, estarán más de 500 intervenciones teatrales, más de 300 conferencias y charlas, más de 40 coloquios y paneles, espectáculos, exposiciones de artes plásticas, cine argentino, una sala de videos culturales, más de 400 expositores, unos pabellones muy atractivos, un sinfín de oportunidades para descubrir, para quienes todavía lo ignoran, que el leer ilumina y que la cultura es el único patrimonio que hace grande a un pueblo».

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